142 KHUFU EN LA FORTALEZA DE EA-TESHUB (KHUFU)
Por Karlos Dearma.
Nunca había
visto tanta basura junta. Escoria del norte, del Este y del Oeste, toda
mezclada en un único lugar y bajo el liderazgo de EA-TESHUB, o sea, la mugre.
Un par de soldados a sueldo nos salen al paso: Nos anunciamos en la puerta de
la fortaleza.
IB está inquieto y no lo culpo; no siento lo
mismo. Solo un poco de asco. Algunos de estos gandules participaron del saqueo
de mi país. Los he contado: Hasta ahora ciento dieciséis hombres en el recinto.
A SETI le interesara el dato. Me gustaría cortarles la garganta a algunos de
ellos, pero por razones obvias debo abstenerme. Debemos esperar, lo hacemos
buscando la sombra de la muralla.
Un tipejo al
que le falta aseo, mercenario a sueldo, desdentado, desafiante, rumiando, viene a nuestro encuentro. Nos hace señas de
que le sigamos y nos dice algunas palabras en el lenguaje pesado de los
habitantes del Elam; no logro comprender pero vamos tras él, en dirección a
palacio.
Penetramos
dentro de unas amplias estancias y el paisaje lúgubre de la ciudad tiene aquí
su perfecto contraste: Un lujo fenicio lo impregna todo. Las paredes están
decoradas con grabados de dioses a un lado y escenas de cacería del otro.
Suntuosos tapices cuelgan de las paredes, y enormes candelabros llenos de velas
encendidas iluminan su interior. Una fuente de agua en uno de los lados
transmite la parte de frescor que nos estuvo negada desde que llegamos a la
ciudad.
Un hombre de
aspecto fornido, barbado, ceñudo, se vuelve para vernos. Una larga nariz
aguileña, picaduras de viruela, y ojos profundos, que transmiten furia, son las
señas de distinción de su cara. Supongo que es el rey.
Cuando nos
acercamos se incorpora y viene sobre nosotros amenazante. La actitud me
sobresalta. IB me mira con temor y algo parecido al miedo, por primera vez en
mucho tiempo, corre por mis venas. Señalando con un dedo al fenicio, interroga:
-¡Dime, IB!
¿Qué es lo que hace SETI, el egipcio, en mi ciudad?
La pregunta
nos sorprende y permanecemos en silencio. Las noticias parecen volar rápido por
aquí. Nadie más debería conocer la identidad de mi amigo en este lugar.
-¿Quién es
el muchacho?
No me gusta
la manera en que lo dice. Llevo instintivamente mis manos a la cintura. Uno de
los arqueros egipcios de EA-TESHUB saca una flecha de su carcaj y carga su arco
veloz, apuntándome.
-No me gusta
que me digan muchacho. Mi nombre es KHUFU. Dile a tu arquero que guarde su
arma: Le haré arrepentirse de ello, si me hace enojar.- EA-TESHUB enrojece de
ira.-
-¿Acaso te
atreves a lanzar amenazas en mi presencia?- Una señal de otro de los hombres
del rey, casi imperceptible para mí, es la orden de disparar.
La flecha sale
del arco en dirección a mi persona. Alcanzo a doblar mi cuerpo hacia un lado
para escuchar el silbido de la saeta pasando muy cerca. Cuando me enderezo, una
de mis dagas ya está en el aire y en dirección del atrevido que acaba de
lanzarme la flecha: El arquero egipcio no es tan rápido y lo siento por él. El
puñal entra por debajo de uno de sus hombros, hiriéndole.
Cae en el
suelo sentado, sorprendido. Todos en la sala están sorprendidos. Algunos de los
guardias sacan sus armas y vienen sobre mí. También desenvaino.
-¡Alto
todos, guardad las armas! ¿Quién le ordeno disparar?-Un egipcio, que no me
resulta desconocido, da un paso al frente.
-Fui yo, mi
rey. Este insolente se atrevió a contradeciros de manera altanera y debe ser
castigado. Me encargare de él.
-¿Acaso,
MENEFER, tu sabes interpretar cuales son mis deseos? ¡Cómo puedes ser tan
imbécil!-MENEFER agacha la cabeza y pide disculpas.-
-Perdón, mi
rey.
-Guarda tu
arma, pequeño egipcio, te llamas ¿KHUFU? Me has impresionado y no soy alguien
que se impresiona con facilidad.-Sonríe con satisfacción. EA-TESHUB parece ser
de los que respeta el uso de la fuerza cuando es necesario. Su reputación de
sanguinario le precede.
Obedezco. Me doy cuenta cuando los dioses están de mi
lado. Y no es cuestión de hacer enojar al rey de Alepo.
-¿Tienes
algo que ver con el egipcio de Abydos?
-Es mi
mentor, señor. Me adopto luego de la muerte de mi padre, en Nubia. IB puede
explicaros.
-Sí, mi rey,
es verdad. Conocí a SETI y a KHUFU durante mi último viaje al Nilo. Ahora ambos
trabajan para mí.
EA-TESHUB
parece estar satisfecho. Recupero la tranquilidad. Aunque sigo preguntándome
como todo el mundo en esta ciudad sabe de mi amigo.
Mientras tanto sigo con mis
tareas de espionaje. Llego a contar dentro de palacio a unos cuarenta y tres
hombres de armas más. Mejor sería decir cuarenta y dos: El egipcio al que
apuñale estará fuera de servicio por un tiempo.
SETI estará
más que contento con la información.
continuará ...
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