78 UN BUEN NEGOCIO
Por Karlos Dearma.
-¿Qué
SALMANASAR quiere hablar conmigo?
-Eso dice el
mensajero. Quiere parlamentar con el jefe Egipcio, o sea tu AMUN.
- Puede
arrasar con nosotros y quiere ¿Hablar? ANKH, dime que no es otra de tus bromas.
-¡No lo es!
¿Acaso te menti con el Oro?
-No.
Arreglaré un encuentro con él en la tierra de nadie. Envíale devuelta a su
mensajero. ¿Qué se traerá entre manos? Bueno, no importa ahora: Lo
averiguaremos, prepárate: Tú me acompañaras.
-Ni lo
sueñes, ahora que soy rico quiero mas a mi culo. Me quedaré.
-¡NO!
Vendrás conmigo, lo otro puede esperar. Adelante, ve y busca unos caballos.
-¡Esto no es
justo. Siempre soy yo el que arriesga el pellejo, me discriminas por ser Nubio,
negro, inteligente y apuesto! ¿Verdad?
¡Dioses! ¿Por qué a mí? ¿Por qué a ANKH?
-Eres
insoportable. Nunca creiste en los dioses y ¿Ahora si? ANKH estas
transformándote en una vieja mula quejosa de Nubia.
Unos minutos
despues ANKH regresa con unos caballos, malhumorado como la mitad del tiempo
solo que ahora más. Si sigue molestando voy a golpearle.
Hacemos galopar al par
de jamelgos cansados que consiguió el nubio. Salimos de la zona fortificada,
nos alejamos un poco, no mucho más que el tiro de un arquero. Otro grupo de
jinetes se acerca a donde estamos.
Un grandulón bien vestido los encabeza: Debe
de ser SALMANASAR. Los otros parecen extranjeros, tal vez mercenarios. A una distancia
prudente se detienen, a partir de allí el asirio se adelanta, solo.
-Mi nombre
es SALMANASAR, por voluntad de los dioses, rey de Ashur: ¿Quiénes sois?
-AMUN
general de TUTMOSIS, jefe de la frontera Este, y por voluntad de los dioses
este que ves allí… es mi escudero.-Le señalo al nubio: ANKH me mira con resentimiento,
le sonrío con satisfacción.
-Tenéis algo
que me pertenece y necesito.
-¿Qué podría
ser “oh gran rey de Ashur”?
-Mi Oro.
Debéis devolverlo, lo quiero… y necesito. Perdonaré sus vidas.
-¿Acaso
bromeas? ¿Nos ordenas devolverlo? Un ladrón como tu debería mostrar mas
respeto.
-¡Silencio
ANKH!, debes respetar más a la realeza. Por favor disculpa a mi escudero. Dime
“oh gran escoria” de Asiria: ¿Cómo piensas convencernos de que te lo entreguemos?
-Les daré la
mitad.
-¿Hasta hace
un rato respetabas nuestras vidas y ahora nos das la mitad del Oro? ¿Qué te
sucede? Cambias de ideas demasiado rápido.
-Yo te diré que le pasa.-Uno de los acompañantes del asirio, un hombre de largas barbas y
cabellera rubia, se acerca interesadamente a participar de la conversación.-Mi
nombre es ARNE, soy jefe de los hombres del norte, somos soldados a sueldo, mis
compañeros y yo peleamos por el oro. Pero resulta que ahora no hay Oro ni nada
con que pagarnos.
-Ahora
entiendo, estáis en huelga.
-Algo así.
-Bueno,
este, puedo explicaros… -El asirio queda sin palabras, se ha enrojecido de
furia y vergüenza al mismo tiempo.
-¿Necesitas
un “préstamo”? Muy bien asirio, les pagaré a tus hombres. Y se marcharán de
Egipto. Tú quedaras como garantía. ¿Estas de acuerdo ARNE?
-Bueno, creo
que es una buena oferta AMUN.
-¿Qué dices,
ARNE? ¡Te mataré, lo juro! ¡Esto no quedara asi! ¡Eres un maldito traidor!
-Si claro,
¿Con que traidor? ¿Cómo debo llamar a alguien que no cumple con sus
compromisos? ¿SALMANASAR?
-Les enviaré
el oro más que pronto, ARNE, y me quedaré con el asirio.
-Trato
hecho, ha sido un placer hacer negocios contigo, AMUN.
-¡El placer
es mio!
-¡Ya lo
creo! He sido rico por unas horas y vuelvo a ser pobre. ¡Dioses: ¿Por qué?!
-¡Calla,
ANKH!
continuará ...