EL HOMBRE QUE MURIÓ DOS VECES

El hombre que murió dos veces

Por Karlos Dearma.

Peter“Largo”Burnett era un maldito. Gigantón desgarbado de espesa barba marrón, alcohólico y agresivo como pocos, era de aquellos engendros que no merecían tener la suerte que le tocó en vida. 

Hizo carrera en el mundo del hampa escalando desde lo más bajo hasta que pudo formar su propia banda, con la que ganó su espacio de negocios sucios en Missouri y otros Estados vecinos; así se enriqueció.

Nunca tuvo amigos (solo cómplices pues, en realidad, desconfiaba de todos), los otros jefes mafiosos le despreciaban o lo evitaban, y si le respetaban era solo por miedo: Su crueldad era famosa. 

Sin embargo consiguió casarse con Judith Langsner, la mujer más linda de Dodge City. ¿Qué vio ella en él, ese hombre brutal y deshonesto? Nadie nunca pudo hallar una respuesta satisfactoria a esa pregunta; lo cierto es que ella nunca lo traicionó y él la amaba.

La rubia fue la primera víctima de sus excesos y maltratos, aun así siempre le fue fiel: La policía, que sabía de la vida delictiva de Burnett, intentó, en vano, hacer que delatara las actividades ilegales de su marido y Judith siempre se negó. Llegados a este punto conviene hablar de su némesis: Richard”Ringo”Callahan.

Callahan era jefe de detectives en Kansas y gozaba del respeto de los suyos. Su historial en la fuerza era impecable: Había resuelto el ciento por ciento de los casos que le tocaron investigar. Logró hacerse de muchos enemigos pero la mayoría de ellos estaban tras las rejas. Tenía un ligero parecido con Robert Mitchum, lo que lo hacía “blanco” de las bromas de sus compañeros pero que, también, lo había ayudado a ser un tipo exitoso en las alcobas ajenas.

Gustaba lucir anillos con calaveras en sus dedos (De allí el apodo de “Ringo”) con los cuales solía maltratar a golpes a los malvivientes que se resistían a ser arrestados. En fin, un “duro” de los más implacables.

El destino había fijado que ambos personajes debían cruzarse y lo haría de la forma más extraña. “Largo” marchó a Texas en plan de negocios. Para ello rentó una avioneta en la cual se trasladarían él y algunos de sus secuaces. La policía había logrado colar un soplón entre ellos. Sin embargo, el plan falló: La aeronave, que había partido desde Kansas City,  se precipitó a tierra cerca de Wichita muriendo todos sus ocupantes.

Por primera vez, y por culpa del azar, Callahan dejaba una investigación sin resolver. Aquello le frustró un poco pero muy pronto lo olvidó. La casualidad le hizo cruzarse con la viuda Langsner unos días después y aquella misma noche terminaron en la cama. El escenario fue la mansión de “Largo” en Dodge City. Las sorpresas no terminarían allí.

Burnett, que sospechaba de uno de sus hombres, evitó abordar el avión cargado de drogas y, a último momento, lo despacho eligiendo hacer el recorrido en su automóvil. Eso salvó milagrosamente su vida, dándosele por muerto. 

Aprovechando la situación se mantuvo escondido unos días. De golpe se le ocurrió cambiar su identidad y actuar desde las sombras, solo le faltaba ultimar algo en su plan: Su esposa (ignoraba que él seguía con vida) La buscaría para empezar de nuevo y desde las sombras manejar a su organización criminal, despistando a la policía.

Cuando llego de vuelta a su casa sucedió lo inimaginable para Burnett: Encontró a los dos amantes desnudos en la cama. Enfurecido quiso enfrentar a un sorprendido Ringo Callahan pero un ataque al corazón terminó matándole en un instante. Peter El “Largo” no pudo soportar la infidelidad de su esposa y esa fue su “segunda muerte”.

NOTA: Este cuento participó del concurso "Los crímenes de la calle Morgue" (dedicado a los géneros suspense, intriga, misterio, detectives) de "El Círculo de Escritores", obteniendo el premio Oro.