SETI, EL EGIPCIO /// Capitulo 77

77    LA BUENA FORTUNA DE MONGO

Por Karlos Dearma. 

Si nos atrapan terminaremos colgados de algún árbol, con suerte, o  probablemente nos empalen. Por lo menos no estaré solo: Me acompañan AZIRA (AMUN tal vez me mate si salgo entero de esta) y MONGO que insistió en venir.

MONGO es un tipo… gracioso, llego desde lejos, de unas tierras a la vera de un gran mar al Oeste, según me contó. No es que me caiga mal: Nunca entendí porque le aceptaron en la milicia. A MONGO le faltan algunas… digamos “Luces”. No quiero parecer ofensivo pero a veces es demasiado… Tonto. Después de todo hace honor a su condición. ¿Quién se animaría a venir a esta misión suicida? Solo un “tonto”. (Recuerden que no me pareció una buena idea) y AZIRA que se pasa de la raya, casi siempre.

 Observamos, cuerpo en tierra, el campamento de SALMANASAR desde una loma. La oscuridad de la noche nos cubre con sus sombras, la luna nos cela. Los fuegos arden y los centinelas hacen la guardia. Todo parece tranquilo. Debemos bajar. MONGO se ofrece:

-Jefecito ANKH, MONGO ir primero, tener buen oído. Despué traer novedades para tú.

-Esta bien, ve. Con un poco de suerte te atraparan los centinelas y nos libraremos de ti.

-¡Jo Jo jo jefecito ANKH ser moi graceoso!

-¿Por qué le dejas ir así, solo? Le matarán, ¿no te das cuenta?

-Calla, AZIRA. ¡Despertarás a SALMANASAR y a todo su ejército! Nada va a suceder. Y si lo atrapan, cuando se den cuenta de lo que tienen, lo devolverán sano y salvo.

-Eres un cobarde ANKH, tú deberías estar allí abajo.

-¡Shhhhh hablas demasiado, nos atraparán!

Vemos bajar a MONGO sigilosamente hacia el campamento y luego perdiéndose entre las tiendas. Nadie se percato de su presencia: Es un tio tonto pero con suerte.

-¿Qué miras ANKH?

-¡Shhhhh! ¿Qué dices?

-¿Acaso estabas mirando mi trasero?

-No puedo ver mucho más alla de mis narices AZIRA, esta oscuro.

-SI. ¡Estabas viendo mi culo, te he pillado!

-¡Shhhhh! AZIRA por favor haz silencio, nos agarrarán. ¿Cómo se te ocurre?

-Lo estabas viendo. ¡Eres una mula lasciva de Nubia, ANKH! Le diré a AMUN. ¡Si salimos de esta acabaré contigo!

-¡Shhhhh! Maldigo el momento en que te deje venir. ¡Que alguien la haga callarse! ¡Dioses oidme!

-Nunca creístes en los dioses, tú me lo dijiste. Es que tengo razón.

-¡Eh, ustedes dos! Quedaos quietos ahí. O moriréis.-Un grupo de arqueros elamitas nos apunta, ¡Maldición nos han descubierto, estamos sonados!

-¡Ves lo que has hecho, lo has conseguido AZIRA! Será mejor que pienses en algo.

-Shhhhh: Pareces una niñita. ¡Lo tengo ANKH! ¡Corre, Corre como una liebre hacia el campamento! Buscaremos otros caballos.

-Esta bien. ¡Ahora!

Corremos en la oscuridad con las flechas zumbando cerca de nuestras cabezas, escucho insultos en elamita a nuestras espaldas, no dejamos de correr. Tropiezo con una piedra y caigo mordiendo el polvo. Dolorido, escupiendo tierra, me levanto… y sigo corriendo. Un carro sale del campamento en dirección opuesta a la nuestra. Se acerca a nosotros. ¡Es el fin!

¡No!… Una figura conocida lo conduce:

-¡Eh, Jefecito! ¿Necesita un transporte uste? Porque parece que si. Suba que le llievo.

-Bendiciones de todos los dioses para ti, MONGO, nos  has  salvado, arranca: ¡Ya mismo!  ¡Dioses me habéis escuchado!

-¡Deja a los dioses en paz, ANKH!

-Jefecito ANKH. Adivine uste que traigo dentro de esos sacos. ¡Mire, mire!

Miro adentro de uno de los sacos, no se por que, las flechas siguen zumbando cerca nuestro y eso debería preocuparme más. Meto la mano adentro y apretó unos trozos de metal, saco algo: Lo miro, ¡Es Oro! La miro a AZIRA y le muestro el contenido. Asombrada abre otra bolsa, y lo mismo. ¡Estamos en un carro cargado de Oro!

¡Escapamos y MONGO acaba de hacernos ricos!

continuará ...