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lunes, 24 de agosto de 2015

SETI, EL EGIPCIO /// Capítulos 108 y 109



 108      KIZZUWADNA
Por Karlos Dearma.

Dejamos Ankuwa hace cinco días. La meseta brilla con los últimos soles de la primavera, grandes nubes blancas corren como corceles por el celeste cielo y el calor del verano ya nos está dando sus primeros avisos. 

Aprovechamos la somnolienta mañana para viajar y luego poder descansar al mediodía, ocultándonos del sol en las peores horas.

Marchamos después apurando a nuestros caballos hasta el atardecer. KIZZUWADNA me recuerda a los inolvidables dias de convalecencia en ARZAWA, paisajes placidos de colinas bajas y montañas lejanas.

Amables campesinas y campesinos nos saludan a nuestro paso, nos obsequian frutas, conversamos con algunos de ellos y les dejamos atrás, deseándonos ellos buen viaje en la lengua dulce de Hurri.

HATTUSILLI parece conforme con nuestros progresos, pronto entraremos en Siria y los dominios de Alepo. Más rápido de lo esperado y sin contratiempos. Solo una patrulla nos interrogo hace dos días atrás. Los soldados del rey de KIZZUWADNA quedaron conformes con nuestra coartada: Viajeros en camino a Fenicia, nada para sospechar de nuestras verdaderas intenciones que por supuesto no les afectan, ni a su rey, ni a ellos. Es esta una importante ruta de comercio y los naturales están sobradamente acostumbrados a los viajantes y caravanas.

Al caer un nuevo atardecer acampamos al cobijo de un grupo de álamos. Junto leña seca para avivar un fuego. HATTUSILLI está atento, como inquieto, me ha comentado tener la impresión de que alguien nos sigue. 

Haremos guardia esta noche, no es cuestión que algún grupo de forajidos nos sorprenda. El viento agita levemente las copas de los árboles, los insectos nos acompañan con su coro de ruidos. La luna es una terca compañía. Pero de pronto todo se hace silencio. HATTUSILLI me hace una señal y ambos tomamos nuestras espadas. Un caballo piafa cerca y un jinete aparece en la oscuridad saliendo de la foresta:

-¡Alto, quien vive!

-¡MUWATALLIS, HATTUSILLI, soy ARNUWANDA!



109    LAS NAVES DE LOS AHHIYAWA
Por Karlos Dearma.

Tan solo un poco más de medio día de travesía nos separa de Tiro. Las costas de Fenicia se recortan a lo lejos, al Este. Es noche de luna y la mayor parte de la tripulación duerme placida. 

Hago la guardia sin novedad, vigilando el horizonte. La claridad de esta noche se interrumpe de a momentos: Algunos nubarrones ocultan la faz de la luna para luego dejarnos ver su pálida luz, y así sucesivamente. 

KHUFU me acompaña. Escudriña el horizonte en busca de alguna novedad, no la hay. Nos acercamos a un brasero que nos abriga con sus llamas del fresco de la noche, por lo demás la travesía sigue siendo agradable.

-Dime SETI, ¿Qué me puedes decir de las sacerdotisas de Astarté?

-¡Ja! No tanto. ¿Qué intentas saber?

-¿Es cierto que danzan desnudas como dices?
 ¿Tendremos tiempo de ver el espectáculo?

-Es solo para los fieles, nosotros quedamos fuera de ello, no olvides que somos egipcios y tenemos a nuestros dioses.

-Me interesaría, aunque sea por un momento, adorar a la diosa de los cananeos.

-¡ja, ja, ja!

-¡ja, ja, ja!

-¡Eh, ustedes, a ver si os dejáis de boquear! ¡Queremos dormir!-Un marinero fenicio nos increpa con cara de pocos amigos, le hacemos caso.

-¡Esta bien! Volvamos a lo nuestro KHUFU.

El océano mece suavemente a nuestro barco, como si este fuera un bebe, y nos arrulla con el sonido de sus olas. El movimiento es monótono y tranquilo, hipnotizante por momentos, observo el fluir eterno de sus aguas y caigo en una especie de sopor: Tengo sueño pero no puedo dormir. 

Intento concentrarme cuando KHUFU me saca de mí con un grito:

-¡Mira al Oeste, SETI, parecen navíos!

Sobresaltado corro tambaleando hacia esa banda del navío, me apoyo en la borda y fijo la vista en ese par de sombras que parecen venir en nuestra misma dirección. ¡Son velas! 

Vienen efectivamente hacia nosotros, parecen navíos grandes pero de andar ligero, mejor dar la alarma:

-¡Atención marinos de Fenicia, despierten!

Casi inmediatamente los adormecidos marineros salen de sus refugios, vacilantes, tropezando; un casi sonámbulo IB llega hasta al lado mío, balbuceando cosas incomprensibles en el idioma duro de los fenicios. Cuando se calma comienzo a comprender:

-¡Las naves de los ahhiyawa! ¡Son Piratas! 
¡Todos a sus puestos!

-¿Cuál es el plan, IB?

-Usaremos todas nuestras velas y remeros. Trataremos de huir: Buscaremos la costa y la protección de las naves de guerra de Tiro. Estos bribones son más atrevidos de lo que suponía, están muy cerca de nuestra tierra.

-Armare a los arqueros y preparare a los guerreros. Veré si podemos echarle fuego a alguno de nuestros perseguidores. ¡Encended un gran fuego!

-¿Crees que es una buena idea, SETI? Nos hará más visibles.

-No te preocupes KHUFU, no tiene sentido escondernos. Ya nos han visto y no tenemos lugar alguno en donde ocultarnos. Será mejor que prepares tus flechas.

-Lo haré.

continuará ... 



3 comentarios:

  1. Me provoco una sonrisa aquello de las sacerdotisas y como ya sabes espero el próximo continuará... Sabes sólo aquellos a quien apasiona la historia pueden volar a través de tus letras. besitos ....

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  2. Gracias amiga, me alegra que te guste la historia y el tenerte allí, enganchada. besines y todos los lunes actualiza. :)

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  3. Me fascinó encontrar tu blog, tus relatos.
    :)

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