139 LA SORPRESA DE SAQ (ANKH)
Por Karlos Dearma.
Regresamos
al Delta. AMUN parece satisfecho, y, yo no lo estoy. Tal vez solo mi dura
cabeza negra de Nubia sea la que me mantenga por aquí. Lo mejor sería ponernos
a salvo. Cien mil guerreros por enemigo son un buen motivo.
Estamos a un
trote de Saq, caminando unas horas por delante del resto del cuerpo mercenario.
DUMUZI de Mari y las hermanas escitas nos acompañan. MONGO las observa de
manera demasiado lasciva: Le doy un golpe y le advierto que tenga cuidado.
Bueno: Las rubias no están nada mal. Pero no es cuestión de enemistarnos con
nuestros nuevos aliados, y más si son las hijas de su jefe. AMUN me mira con
aire de desaprobación:
-¡Deja en
paz a MONGO! ¡No eres ningún profeta de la castidad, ANKH!
¡Dioses!.
Además de ser un tipo demasiado honesto, le gusta hundir el dedo en la llaga.
Intento cambiar de tema.
-AMUN,
¿Crees que la reina NAGA me perdone por ser nubio?
-ANKH, Creo
que te cortara las pelotas y las pondrá a freír en aceite. Luego tal vez te
perdone la vida. Y en ello posiblemente tenga que ver tu condición de nubio.
El oasis de
Saq luce igual que siempre: como un monumento dedicado al tedio. Ni siquiera el
humor verde de un egipcio lo cambia: Un gran charco, rodeado de palmeras y
desierto habitado por animales ponzoñosos. Espero que nuestra parada dure poco.
Prefiero la pelea a esto, o la vida en la ciudad.
Una gran
nube de polvo se alza cerca de las fortificaciones, al Oeste. El fenómeno nos
sorprende. No deja de ser extraña la
visita de un grupo grande de jinetes provenientes del delta. AMUN nos pide que
apuremos el tranco: Tal vez KHAMOSE sepa algo más al respecto.
Apenas un
rato después entramos al poblado. El comandante sale a recibirnos. AMUN baja
del caballo y lo saluda. KHAMOSE nos invita a su tienda. El semblante del
soldado es sombrío. Como el de alguien que está por dar una mala noticia. No me
gusta el ambiente. AMUN logra intuir algo.
-KHAMOSE,
será mejor que sueltes lo que tienes por decirme. Las malas noticias es mejor
darlas rápido.
-Muy bien,
AMUN. Veo que no puedo ocultarte mi descontento. Esperamos la llegada de una
embajada de Asiria. Deben ser ellos los que se acercan. Mi misión será
escoltarlos hasta que abandonen Egipto.
-¿Que tiene
eso de malo? ¿Acaso me dirás que firmamos un tratado de paz con esos asesinos?
-La paz
después de tanta muerte no sería lo malo, AMUN, mi amigo. Demasiada guerra ha
tenido Egipto. Nuestro príncipe, BEBTI, ha pactado la liberación del rey de
Ashur: Es el mismo SALMANASAR el que viene camino hacia aquí con su escolta.
Está por llegar.
La noticia
nos sorprende y nos llena de estupor y espanto al mismo tiempo: El criminal
pérfido al que tanto costo vencer y capturar, ahora liberado por un pacto
espurio entre cortes. DUMUZI y mi jefe se miran. No es difícil adivinar el odio
que corre por sus venas.
continuará ...
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