140 UN MAL TRAGO PARA DUMUZI, UN TRISTE FINAL
PARA UN AMIGO (ANKH)
Por Karlos Dearma.
-Lo mataré.
Arreglaré esto antes de que empeore.
-No puedo
permitirte hacer eso, DUMUZI. Tengo órdenes de mi príncipe. Debo escoltarlo y
protegerle. Tú no interferirás: Es una orden. ¿Acaso no lo comprendes? -La voz
de KHAMOSE es más que grave, espera una única respuesta y DUMUZI no está
dispuesto a dársela. Finalmente habla.- ¿Crees tú, KHAMOSE, que los míos
aprobaran el acuerdo con SALMANASAR?
-Déjame
responder al egipcio, DUMUZI. La respuesta es no.-La que interviene es THERA,
la guerrera escita.-A los ojos del asirio somos unos traidores. No lo dejaremos
salir de aquí con vida. Déjalo en nuestras manos. Puedes decirle a tu príncipe
que cumpliste con tu deber: No tiene por qué saber la verdad.
-No puedo
hacer eso y lo sabes. Son órdenes de mi príncipe. No harán algo así mientras
este bajo mi responsabilidad.-KHAMOSE es contundente. Pero no creo que pueda
lograr algo.
-Ese lobo
sanguinario mato a mucha de nuestra gente, y también aquí en Saq. BEBTI ha
cometido un error.
-No
solamente cometió un error, ANKH. Nos ha traicionado por un poco de Oro. Porque
de eso se trata. ¿No es así?-Los pareceres de mi jefe, AMUN, logran silenciar a
KHAMOSE, que no esperaba esa sentencia; y al resto de los conferenciantes, pero
no mucho. La escolta del asirio aparece ante nuestros ojos.
En solo un
instante estará aquí. AMUN sale fuera de la tienda en silencio. Un mensajero
egipcio llega por delante para dar la novedad a KHAMOSE. Los mercenarios
permanecen en silencio y mirándose entre sí. Luego todos salimos de la tienda a
esperar.
De a poco
las figuras en sus caballos se van agrandando, como en un espejismo, hasta
adquirir un tamaño real. Somos testigos de llegada del rey de Asiria en
persona. Sin bajar de su caballo se detiene a unos pasos de nosotros. Su
aspecto sucio no le quita nada de su semblante maligno y desafiante: Ha
vencido. Y no me refiero a la guerra. Era un asesino condenado a muerte, un
sentenciado que recobro su libertad. Venció, a su manera pero venció.
-¡Vaya,
vaya! Pero que pequeño es el mundo. Mirad quienes están por aquí.-Nos regala
una sonrisa. ¿Por qué no habría de hacerlo? Puede estar más que satisfecho. Nos
ha ganado.-No esperaba volver a verlos tan pronto. La vida tiene giros que a
veces son insospechados. Mi capturador, AMUN, y mi capitán, DUMUZI de Mari. ¿Acaso
has venido a escoltarme?, veo que tus amigos te han encontrado. Pero ¿Qué significa esa mirada? ¿No estas
contento de verme? Algo muy malo sucede aquí: ¿Sera que tú también me has
traicionado, igual que los otros?
-No tuve la
oportunidad, SALAMANASAR, no llegue a traicionarte y estoy arrepentido de ello,
lo sabes: ZIGGUR debe de habértelo dicho. Casi logra acabar conmigo. Arreglaré
las deudas con el elamita en algún momento. Pero lo primero: ¡Tú eres el que
debería estar preocupado!
-¿Y por qué
habría de estar preocupado, DUMUZI?
-¡Me las vas
a pagar, te lo aseguro asirio!
-¡Oh, por
favor! ¡No seas rencoroso! Cuando me entere de lo que había sucedido entre
ustedes era muy poco lo que podía hacer. Créeme. Te quería como a un hijo.
Lamento que estos malos entendidos nos separen. Además, fui ofendido por los
tuyos. Debería estar enojado y, sin embargo, no lo estoy. Deberías saber
perdonar. Como yo. Ahora estamos en paz. Mi hermano la ha comprado a un buen
precio. Y tu príncipe está de acuerdo con ello.
El asirio
lanzo una risotada. Nadie, ni entre los suyos, ni entre los nuestros, le
acompaño en la gracia. Los hombres de aspecto duro que le acompañan se
mantienen erguidos y atentos. Veo sus manos apoyadas de manera firme sobre sus
espadas. Las guerreras escitas los observan con cara de pocos amigos. MONGO
aparece por allí para ser testigo de la escena, esgrime un largo y
despreocupado bostezo y se sienta en el piso.
Lo que sucedió después no me lo
esperaba.
Una ráfaga
corto el aire. Aquello fue como un rayo seguido de su estruendo pero las
consecuencias peores. La flecha cruzo la distancia que nos separaba de
SALMANASAR de manera lenta, fatigosa, como cansada; brillando a la luz del Sol,
como un refucilo. Alcance a ver a mi jefe soltando el arco y sacando la espada.
Luego el dardo agresor entro en el pecho del asirio, que la observo sin
comprender. Con rostro estúpido.
Se inclinó
sobre su montura, sin llegar a caer, escupiendo un borbotón de sangre.
DUMUZI y
las escitas sacaron sus espadas. Los guerreros asirios hicieron lo propio,
tomando el caballo de su jefe para alejarlo de allí.
También saque mi espada y
pronto todos estábamos envueltos en un combate singular, y a muerte.
La confusión
nos envolvió. El encuentro duró poco. Vi caer hombres por ambos lados, heridos
y muertos. También les di muerte a algunos de ellos. KHAMOSE intento detener la
lucha, algunos egipcios le obedecieron. Los asirios abandonaron el fuerte,
llevándose a su rey.
Unos meses pasaron hasta enterarme que SALMANASAR murió
dos días después. Pero eso no me importo. El cadáver de mi amigo, AMUN de
Tanis, estaba entre nuestros caídos. Corrí para auxiliarle pero fue inútil. Mi
corazón se sobrecogió y la pena oscureció mi existencia. Ese joven, al que le
reproche tantas cosas, era un ser humano superior, alguien a quien quería como
si fuera yo mismo. Había perdido a un hermano.
continuará ...
Hola, aunque voy poniendo poco a poco al día con tu historia de Seti, te invito a pasar por mi blog hay un regalo para ti.
ResponderEliminarUn saludo.
hola, es la primera vez que me paso pero me ha encantado, me pondré al día con la historia.
ResponderEliminarUn saludo