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lunes, 12 de septiembre de 2016

SETI, EL EGIPCIO /// CAPITULO 142


142  KHUFU EN LA FORTALEZA DE EA-TESHUB (KHUFU)
Por Karlos Dearma.

Nunca había visto tanta basura junta. Escoria del norte, del Este y del Oeste, toda mezclada en un único lugar y bajo el liderazgo de EA-TESHUB, o sea, la mugre. 

Un par de soldados a sueldo nos salen al paso: Nos anunciamos en la puerta de la fortaleza.

 IB está inquieto y no lo culpo; no siento lo mismo. Solo un poco de asco. Algunos de estos gandules participaron del saqueo de mi país. Los he contado: Hasta ahora ciento dieciséis hombres en el recinto. A SETI le interesara el dato. Me gustaría cortarles la garganta a algunos de ellos, pero por razones obvias debo abstenerme. Debemos esperar, lo hacemos buscando la sombra de la muralla.

Un tipejo al que le falta aseo, mercenario a sueldo, desdentado, desafiante, rumiando,  viene a nuestro encuentro. Nos hace señas de que le sigamos y nos dice algunas palabras en el lenguaje pesado de los habitantes del Elam; no logro comprender pero vamos tras él, en dirección a palacio.

Penetramos dentro de unas amplias estancias y el paisaje lúgubre de la ciudad tiene aquí su perfecto contraste: Un lujo fenicio lo impregna todo. Las paredes están decoradas con grabados de dioses a un lado y escenas de cacería del otro. Suntuosos tapices cuelgan de las paredes, y enormes candelabros llenos de velas encendidas iluminan su interior. Una fuente de agua en uno de los lados transmite la parte de frescor que nos estuvo negada desde que llegamos a la ciudad.

Un hombre de aspecto fornido, barbado, ceñudo, se vuelve para vernos. Una larga nariz aguileña, picaduras de viruela, y ojos profundos, que transmiten furia, son las señas de distinción de su cara. Supongo que es el rey.

Cuando nos acercamos se incorpora y viene sobre nosotros amenazante. La actitud me sobresalta. IB me mira con temor y algo parecido al miedo, por primera vez en mucho tiempo, corre por mis venas. Señalando con un dedo al fenicio, interroga:

-¡Dime, IB! ¿Qué es lo que hace SETI, el egipcio, en mi ciudad? 

La pregunta nos sorprende y permanecemos en silencio. Las noticias parecen volar rápido por aquí. Nadie más debería conocer la identidad de mi amigo en este lugar.

-¿Quién es el muchacho?

No me gusta la manera en que lo dice. Llevo instintivamente mis manos a la cintura. Uno de los arqueros egipcios de EA-TESHUB saca una flecha de su carcaj y carga su arco veloz, apuntándome.

-No me gusta que me digan muchacho. Mi nombre es KHUFU. Dile a tu arquero que guarde su arma: Le haré arrepentirse de ello, si me hace enojar.- EA-TESHUB enrojece de ira.-

-¿Acaso te atreves a lanzar amenazas en mi presencia?- Una señal de otro de los hombres del rey, casi imperceptible para mí, es la orden de disparar. 

La flecha sale del arco en dirección a mi persona. Alcanzo a doblar mi cuerpo hacia un lado para escuchar el silbido de la saeta pasando muy cerca. Cuando me enderezo, una de mis dagas ya está en el aire y en dirección del atrevido que acaba de lanzarme la flecha: El arquero egipcio no es tan rápido y lo siento por él. El puñal entra por debajo de uno de sus hombros, hiriéndole.

Cae en el suelo sentado, sorprendido. Todos en la sala están sorprendidos. Algunos de los guardias sacan sus armas y vienen sobre mí. También desenvaino.

-¡Alto todos, guardad las armas! ¿Quién le ordeno disparar?-Un egipcio, que no me resulta desconocido, da un paso al frente.

-Fui yo, mi rey. Este insolente se atrevió a contradeciros de manera altanera y debe ser castigado. Me encargare de él.

-¿Acaso, MENEFER, tu sabes interpretar cuales son mis deseos? ¡Cómo puedes ser tan imbécil!-MENEFER agacha la cabeza y pide disculpas.-

-Perdón, mi rey.

-Guarda tu arma, pequeño egipcio, te llamas ¿KHUFU? Me has impresionado y no soy alguien que se impresiona con facilidad.-Sonríe con satisfacción. EA-TESHUB parece ser de los que respeta el uso de la fuerza cuando es necesario. Su reputación de sanguinario le precede. 

Obedezco. Me doy cuenta cuando los dioses están de mi lado. Y no es cuestión de hacer enojar al rey de Alepo.

-¿Tienes algo que ver con el egipcio de Abydos?

-Es mi mentor, señor. Me adopto luego de la muerte de mi padre, en Nubia. IB puede explicaros.

-Sí, mi rey, es verdad. Conocí a SETI y a KHUFU durante mi último viaje al Nilo. Ahora ambos trabajan para mí.

EA-TESHUB parece estar satisfecho. Recupero la tranquilidad. Aunque sigo preguntándome como todo el mundo en esta ciudad sabe de mi amigo. 

Mientras tanto sigo con mis tareas de espionaje. Llego a contar dentro de palacio a unos cuarenta y tres hombres de armas más. Mejor sería decir cuarenta y dos: El egipcio al que apuñale estará fuera de servicio por un tiempo.


SETI estará más que contento con la información. 

continuará ...