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jueves, 24 de marzo de 2016

SETI, EL EGIPCIO /// CAPITULO 135


135   ANUBIS O SESOSTRIS, QUE ES LO MISMO (HATTUSILLI)Por Karlos Dearma.

¡¿Quién otro podría ser?! El egipcio loco anduvo haciendo de las suyas. Y no le fue tan mal. Armo a unos cuantos campesinos famélicos y les hizo un ejército. ¡Hasta los hombres de EA-TESHUB, mercenarios curtidos en muchas batallas, les respetan! Pero hacerse llamar...

-¿ANUBIS? ¿Cómo pudiste ser tan... ocurrente?

-Me había olvidado de lo gracioso que podías ser HATTUSILLI. No podía dejar que nadie supiera mi verdadera identidad. Si eso hubiera llegado a oídos de EA-TESHUB, ahora tendríamos a las huestes asirias en Alepo. ¿O acaso dudas de que hubiera corrido bajo las faldas de SALMANASAR?

-Bueno, la escoria esa tiene muchas ganas de obligarnos a reunirnos con nuestros respectivos dioses. Creo que no le gusto como lo dejamos la última vez que nos cruzamos con él. A ti, HATTUSILLI, no debe recordarte con mucho cariño.

-No creo que te tenga en su panteón de ídolos a ti tampoco.

-Hay algo importante que debes saber.

Mi amigo egipcio me cuenta acerca de una princesa prisionera a la que debemos rescatar. No puedo revelar su identidad, al menos por ahora, porque eso podría ponerla en peligro. 

El problema principal es que está recluida en la ciudad de Alepo. ¡Vaya coincidencia! Mi nieto MUWATALLIS debe de estar allí mismo ahora. Le cuento sobre él a SESOSTRIS. -¿Qué, tienes un nieto? Ah, sí lo sabía, alguna vez me hablaste de aquello. ¿Cómo lo encontraste?

- Es una historia más larga que le contare después. -Cuéntame ahora-. Soy lo más breve que puedo y no le gusta.- ¿Nos ayudara?- Si, estamos aquí para eso-. Volvemos con el rescate de la muchacha.

-Debemos salvarla.

-Entiendo y Dime, oh, gran dios, ANUBIS. ¿Qué es lo que tienes pensado hacer? Por qué quiero pensar que tienes un plan.

SESOSTRIS nos junta en torno a un fuego. Alrededor nuestro la noche nos observa silenciosa, como si supiera que dos viejos amigos tienen mucho de qué hablar y no desean ser interrumpidos. 

Mi amigo tal vez este algo chiflado pero es un hombre de bien y no me incluiría en esto si no fuera por una justa causa.

continuará ... 

viernes, 18 de marzo de 2016

SETI, EL EGIPCIO /// CAPITULO 134


134   UN ENCUENTRO CON SESOSTRIS (HATTUSILLI)
Por Karlos Dearma.

-Créeme HATTUSILLI, las mujeres van diez años por delante nuestro. Son más avezadas y avanzadas que los hombres. Por eso buscare una mujer joven para casarme y tal vez así estemos  equilibrados los dos. ¿Qué te parece mi idea?

ARNUWANDA es un buen tipo, aunque no sé de dónde saca sus ideas extrañas acerca de las mujeres. O soy un tipo anticuado, que debe actualizarse en sus ideas, o debería retirarme de estos asuntos. 

Estuve casado una vez, hace mucho ya. Mi esposa era la mujer más bella de Hatti y la amaba con locura. En aquella época era un joven arrogante, arrojado y bocón, posiblemente el más listo de Hattusas; pero ella era más inteligente, siempre lo fue. Me dio varios hijos y murió demasiado pronto. Lo suficiente para no ser testigo del desastre que sobrevino después por sobre nosotros. La pena más grande del mundo casi me abatió. Pero sobreviví.

Seguí con los consejos que me dio antes de partir; Intente cambiar las cosas y los míos me traicionaron. Ahora voy en camino de arreglar algunas de aquellas cosas, lamento no haberle hecho caso antes. Quizás ARNUWANDA tiene razón. Hasta debimos dejar el poder en las mujeres. Nada malo hubiera sucedido: Posiblemente no tendríamos las guerras que tenemos, a lo sumo discusiones entre mujeres. Mi compañero me saca de mis extraños pensamientos.

-¿Que sucede príncipe? ¿Por qué te sonríes? ¿Te causan gracia mis ideas?

-Nada de eso amigo, creo que tienes razón. Estaba pensando acerca de ello y... ¡¿Qué diablos?!

-¡Nos atacan!

Una nube de piedras desciende sobre nosotros, intento ponerme a cubierto pero golpean a nuestros caballos y caigo. Puedo distinguir a nuestros agresores: Un grupo de vagabundos mal vestidos y peor armados. Alcanzo a gritarle a mi amigo:

-¡Cúbrete, ARNUWANDA!

 Pero el caballo también lo arroja al suelo. Pronto estamos rodeados por una masa de campesinos harapientos armados con palos, azadas y lanzas. Unos pocos tienen espadas y hachas. Nos rendimos, inútil resistirse. Trato de llevarles calma.

-¡Alto! Deteneos. No somos el enemigo. Venimos en paz.

Dejamos en el piso nuestras espadas, que nunca tuvimos tiempo de desenvainar en realidad. 

Nos levantamos lentamente con las manos a la vista, ARNUWANDA me ayuda. No tengo la misma agilidad de antaño. ¡Dioses! Soy vencido por un grupo de combatientes bisoños; debo de estar envejeciendo. 

Los labradores nos observan con desconfianza, creo que hemos dado con los rebeldes. Un tipejo bajo, desdentado, mugriento, y con cara de pocos amigos nos interroga.

-¿Quiénes sois y que hacéis aquí? ¿Acaso sois hombres de EA-TESHUB? ¡Hablad o los cortamos en pedazos!

-Mi nombre es HATTUSILLI y mi compañero se llama ARNUWANDA. No somos mercenarios. Busco a un hombre. Es egipcio y tengo entendido que esta entre ustedes.

-Mientes. Nadie así está entre nosotros.

-Debe estar hablando de ANUBIS.

-¿ANUBIS?

Con mi amigo ARNUWANDA nos observamos: Ningún mortal se llama de esa manera.

-¡Calla, REBEDEM! ¿Cómo puedes ser tan tonto? Nadie puede saber quién es.

-Es suficiente, BARTO. No hay nada que temer con ellos. Es a mí a quien buscan.

Puedo reconocer esa inconfundible voz. Busco a su dueño pero escondido entre la masa no lo veo. Mientras le busco entre esos rostros de torvo mirar, ARNUWANDA me señala a un hombre ancho y alto, de cabellos y barba cana que me observa sonriente. Sonrío. Le reconozco inmediatamente. Mi compañero me interroga:

-Dime HATTUSILLI, ¿Quién es?

-Es SESOSTRIS.

continuará ... 

jueves, 10 de marzo de 2016

SETI, EL EGIPCIO /// CAPITULO 133


133    SILOE  (SILOE)
Por Karlos Dearma.

La cárcel de EA-TESHUB: El lugar más horroroso de Oriente. Creo que podría agregar mucho más pero no lo haré. En las últimas semanas me han mantenido amarrada o encadenada a una pared, desatándome durante los interrogatorios, para luego golpearme y volverme a encadenar. No les he dicho nada, y no les diré. Tal vez me maten. No es que tenga miedo de morir, solo me molesta no poder vengar a mi padre.

Su recuerdo vuelve a mí de manera recurrente, como el Sol todas las mañanas, como el apetito de los hambrientos campesinos de mi pueblo, Alepo. 

La ciudad se ha poblado de vagabundos mendigando algo, lo que sea, lo que sirva para paliar sus miserias. ¡Si mi padre viviera para ver esto!, la pena lo abatiría. Pero no, no voy a engañarme, él no era así, él pelearía. Estoy segura de ello, como que mi nombre es SILOE.

¡Maldigo el momento en que fui capturada! ¡¿Como pude ser tan tonta?! Pero, ¡Basta! es inútil debatirme en malos pensamientos. Mejor guardar mis energías. Mientras el anonimato me cubra quizás dure más tiempo con vida, soy lo único que tienen de los rebeldes. Nadie en la ciudad me conoce, pues era muy niña cuando me sacaron de aquí. Le debo la vida a un egipcio amigo de mi padre: SESOSTRIS.

Las ganas de rebelarse contra EA-TESHUB estaban presentes entre mi gente, solo tuve que mezclarme entre ellos. Y fue SESOSTRIS quien nos unió y organizo. Fue él quien transformo a un puñado de campesinos acobardados y hambrientos en un ejército: Mi pueblo le debe mucho, o todo. Juntos lideramos la rebelión de Alepo. Solo él sabe la verdad acerca de mi, y quién soy. ¿Vendrán en mi búsqueda ahora que soy prisionera?

Es lo que más deseo. Pero tal vez sea una imprudencia. Tal vez lo mejor sea que mi pueblo no sepa quién soy. Temo que ellos piensen que solo me interesa tomar las riendas del poder y nada está más lejos de la verdad que eso. ¡Quiero verles libres! Sería mejor que no se arriesguen por mí.

Los guardias pasan junto a mi jaula. Me observan con una mezcla de odio y compasión: Matamos a muchos de los suyos. Pero, secretamente, uno de ellos me ha estado alimentando con raciones extra. El joven guerrero, llamado MUWATALLIS, es un hitita al servicio de nuestro opresor. ¿Qué es lo que busca ayudándome? Aun no confío en él. ¿Por qué debería? No le he dicho mi nombre y no se lo diré.  Me habla, pero no le contesto. 

Trato de conservar las fuerzas, alimentándome con lo que me trae. El Heteo parece diferente a los otros, pero mejor no confiar en lo que puede ser una trampa.

Sus compañeros no se cansan de hablar de él, les escuche: Sé que venció a mi capturador, ZIGGUR, humillándolo. Si es cierto (y creo que lo es) me simpatiza. Pero no puedo dejarme caer en una celada.

 ¡Tengo que sobrevivir! Por mi padre, por mi pueblo… y por mí.

Soy la hija de UTNAPISHTIM y no puedo caer.

continuará ... 


jueves, 3 de marzo de 2016

LA RESURRECCIÓN DE JANE 2: JUANITA, LA MEXICANA.


La resurrección de Jane 2: Juanita, la mexicana.
Por Karlos Dearma.

No les dije: Mi nombre es Jane Monroe. Nací en Laredo, en la frontera con México, justo para la época en que paso a ser parte de la Unión. Fui la única de los hermanos Monroe que vino al mundo allí. Algo casual, producto de la vida nómada de mi familia. Y es por ello que, desde pequeña, me gane el mote de Juanita, la mexicana. Suena gracioso, tal vez lo sea. A mis hermanos les gustaba molestarme con ello, lo inventaron para mí.

Al principio me ofendía (algo inexplicable), luego, y cuando me quede sola, asumí mi nuevo título con orgullo. Soy fronteriza, no tengo problemas con ello, una tex-mex rubia y desgarbada, de México y Texas al mismo tiempo, que cruzaba el río para jugar con sus amigos del sur, en la Nueva Laredo. Tequila y whisky.

Cuando quede huérfana me crié como pude y tuve que robar para poder sobrevivir. No siento vergüenza por nada de todo ello, no sabía entonces cómo era vivir la vida, y era muy niña.
Ocasionalmente soñaba con el pasado feliz, y en mis sueños evocaba la vida idílica en un rancho de pastos, una cabaña segura y confortable, rodeada de longhorns, en algún lugar de Texas, junto a mi familia. Cuando despertaba la realidad me abofeteaba: Los míos habían sido asesinados y estaba sola en el mundo. Iba a la deriva. Como una botella boyando en el ancho mar. Drifting away.

De manera ocasional algunos gringos me causaban problemas. No me reconocían como una de ellos. Les molestaba mi acento y mi aspecto de vaquero vestido a lo charro, he debido ponerlos en su justo lugar. A veces solo alcanzaba con decir una sola frase: The only good gringo is a dead gringo. Y luego mostrarles mi navaja. En otras han debido correr algunas gotas de sangre. Suele ser algo necesario.

Mi vida adulta comenzó así, haciendo justicia por mi propia mano, cuando podía. Golpeando a los malos, ayudando a los indefensos. El odio me llevo al borde de la muerte en muchas ocasiones. Es un milagro que siga con vida.

El padre Luis me lo ha dicho varias veces. Todo ese camino transcurrió hasta que lo conocí. Él es parte de mi nueva familia. Me educo en los dos idiomas y en las cosas básicas de la escuela. Lo quiero, como aun amo a mis padres y hermanos muertos, y al resto de mi nueva familia (ya les hablare de ellos). Luis fue el primero que intento apartarme de los malos pensamientos, no puedo decir que haya tenido éxito. 

Siempre le hago la misma pregunta: ¿Cómo podría perdonar a los que mataron a mi familia? Y me habla de Dios y del perdón, y de lo malo que es el rencor, pero no ha conseguido convencerme, o mejor debería decir, aun no quiero convencerme. Aunque si logro algo importante: Apartarme del camino de la autodestrucción y ponerme, sin quererlo, ni imaginarlo, en otro: El de la venganza.

También me enseño, aunque parezca increíble, a disparar un Winchester, y en eso he sido su mejor alumna, le estoy agradecida. ¿Cómo puede ser posible que un cura me haya dado un arma?

Con Luis, como con cualquier mexicano, todo es posible. 
                              
Leer capitulo nro. 1           continuará ...

Este relato participa del concurso basado en una imagen "La imagen imposible I" de "El Circulo de Escritores"