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viernes, 27 de febrero de 2015

LA REUNIÓN DE LOS DIABLOS


La reunión de los diablos
Por Karlos Dearma.

El infierno es una empresa como cualquier otra: Tiene un jefe (pues a Lucifer podríamos llamarlo su líder, Presidente o como se le dice ahora: CEO), gerentes  y una multitud de empleados (todos ellos, como supondrán, demonios) que administran las maldades y las almas de todos los pecadores que osaron, obvio, venderlas a cambio de algún turbio favor. 

Hasta les diría que lo más apropiado seria llamarlo una multinacional. Un gran conglomerado con influencia en todo el planeta que, como tal, ejerce su maligno poder de manera monopólica. Después de todo: ¿Quién osaría competir con el taimado Lucifer y su corporación de maldad globalizada? 

Bueno, algunos de ustedes me dirán que estoy equivocado. Y me hablaran de tal o cual empresa, banco u Estado que roba las almas y el dinero a millones. Algo de verdad no les falta. Pero lo más cierto es que todos ellos no son más que tributarios de Lucifer y compañía, sus mandatarios.

Desde que fue expulsado del cielo, el execrable, no ha hecho más que hacer crecer el tamaño de su poder por sobre los hombres. Aprovechándose de la debilidad y de los deseos inacabados de la humanidad, reina desde las tinieblas.

Y es así que lo tenemos, en su inmensa perversidad, preparando junto a sus esbirros, la reunión del directorio infernal, enviando las correspondientes invitaciones.  Pues como imaginaran toda empresa debe hacer su balance anual.

Los primeros en llegar al concilio serían sus lugartenientes Paimon, Belcebú, Astaroth y los otros demonios principales. Un poco después otros seres no menos repugnantes y horrorosos: Íncubos y súcubos, gárgolas y Leviatanes, Abaddon (el exterminador) sería también de la partida y algún que otro Bifronte. 

Y por supuesto, no podían faltar a la cita las delegaciones de los diferentes continentes. Representando a América del Norte, quien más sino, el “Gran Satán Yanqui”. El “Diablo” hispano, ejerciendo la presidencia “pro tempore” de la comunidad europea, arribo al mismo tiempo. Desde Asia, llego el antiquísimo Pazuzu y África envío a Cimerio.

Todo estaba casi listo para el inicio del cónclave pero la delegación sudamericana no llegaba, lo que impacientaba al iracundo Lucifer. Cansado de esperar y visiblemente enojado, Lucifer dio la orden de empezar, la impuntualidad lo sacaba de quicio. La reunión comenzó entonces sin los “sudakas”. 

Se debían designar dos socios para firmar el acta: Luzbel y Asmodeo (aquel miserable que tentó a Eva) se ofrecieron para tal fin. Lucifer se mostró satisfecho con esta actitud, tanto que su semblante comenzó a ablandarse: No iba a dejar que esos irrespetuosos sudakas le arruinen el día.

El primero en disertar fue el “Diablo ibérico”. Comenzó por hacer una exposición acerca de sus logros: La crisis, con su secuela de paro y desahucios, le había permitido captar muchas almas de clase media y alta.  La bonanza de su negocio era indudable, mostró varias encuestas serias que lo confirmaban. Lucifer, visiblemente satisfecho, le aplaudía y un batallón de aduladores le imito. El abismo comenzaba a animarse.

Le siguió el inefable “Gran Satán Yanqui” que, sin perder tiempo, hizo una demostración de soberbia como para eclipsar al “Diablo español”. Leyó una lista desordenada de sus logros en los últimos doscientos años: El exterminio de los indios, el racismo y los linchamientos a las minorías negras e hispanas, Vietnam, las bombas atómicas, los golpes militares en América latina, el FMI, la CIA, Irak, Afganistán, Bahía de Cochinos, las muertes de Kennedy y Luther King, y el Nobel para Obama. 

Afirmo que podía seguir leyendo logros por horas para demostrar su eficacia, pero no lo haría pues no quería cansarles con historia conocida, y todos le creyeron. El crecimiento de su poder en los últimos doscientos años era innegable y su terrible maldad los había beneficiado a todos. Lucifer, hinchado de dicha, pulso un botón y un show de fuegos artificiales ilumino el Averno. ¡El satán yanqui era insuperable!

Entonces, cuando un Pazuzu apocado por el yanqui se preparaba para su discurso, llego Mefistófeles con las malas noticias. El infernal recadero, como es su tradición, solía llegar siempre en el momento indicado, cuando todo parecía marchar sobre rieles, para aguar cualquier fiesta. 

Nada más apropiado para describirlo que aquel dicho: “El diablo metió la cola”. Los sudakas no llegarían pero mandaban una carta. La gravedad de la misiva obligaba a una lectura para todos los allí presentes; Lucifer, enfadado por la interrupción, asintió. La carta decía lo siguiente:

“Estimado Lucifer: Señor de los Infiernos, rey supremo de los demonios, diablos y espíritus malos; de nuestra mayor consideración:

Los aquí reunidos, representantes maléficos de todas las naciones de la América del Sur y Central, nos hemos congregado en este congreso alternativo para hacerle llegar una serie de planteos que consideramos de lo más oportunos pues la situación laboral en la que nos encontramos se ha vuelto insostenible.

Cansados de los permanentes abusos de su imperialismo luciferino, sumada la explotación a la que somos sometidos cotidianamente sin mayores beneficios en lo que a la maldad y la venta de almas se refiere, estado por demás intolerable pues las ganancias lejos de aumentar merman cada día, hemos decidido iniciar el camino de la liberación nacional y continental de los diablos, demonios y malos espíritus latinoamericanos. Conscientes de que el camino que iniciamos es duro y difícil pero con la certeza y la convicción de que la decisión tomada es la correcta, proclamamos lo siguiente:

La independencia de usted y de cualquier otro poder diabólico extranjero, la libertad de pensamiento y movimientos en cuanto a las malas acciones se refiere, y la igualdad y la fraternidad entre todos los diablos. Repudiamos desde ahora toda intervención foránea en lo que refiera a actos malignos y diabólicos, la compra-venta de almas, maquiavelismos y maldiciones: Seremos los explotadores de los bajos instintos nuestros porque es mucho mejor así.
Lo saluda a usted atentamente, ZUPAY. Presidente de la Asamblea de los comisionados diabólicos latinoamericanos. “

El malestar cundió en el Tártaro. Lucifer termino de escuchar el contenido de la carta y enrojeció, aún más, de la furia. Pues un tramposo como él no podía tolerar esas desavenencias. Indignado, frustrado y enfurecido por la Rebelión de los infiernos golpeo con fuerza la mesa y proclamo: ¡Pérfidos, me las van a pagar! 

jueves, 26 de febrero de 2015

SETI, EL EGIPCIO /// Capitulo 58


58  EL VIAJE HACIA EL PRESIDIO DE DUMUZI DE MARI
Por Karlos Dearma.

El hombre yacía contra una de las esquinas del carro jaula. Las moscas se colaban por su boca abierta con una mueca de sufrimiento.

Sus ojos semiabiertos ya no miran y el cuerpo comienza a despedir un olor rancio: Debe ser el calor. 

Tal vez haya muerto en la noche o el día anterior. He perdido la noción del tiempo de mi inconsciencia. Algunas de mis heridas han cerrado, otras manan pus y sangre. Mis compañeros de encierro no están mucho mejor, les observo: Hombres de varias razas y naciones diferentes, golpeados, gastados, humillados, delirando plegarias a dioses desconocidos por mí.
 
Voy camino a Alepo, es lo único que se con certeza, difícil decir si estoy cerca o lejos. Mis captores no nos hablan, y se cuidan de decir algo cerca de nosotros. De vez en cuando nos arrojan pedazos de pan entre las rejas, peleamos como perros por ellos. AWAN hermano de ZIGGUR, el cobarde elamita, les dirige. Si logro escapar estoy seguro que se arrepentirán.

¿Escapar? Eso es casi como un sueño. La única forma de hacerlo tal vez sea muerto. ¿Morir? DUMUZI: ¿Acaso sea este tu último viaje?

-¡Eh! Deteneos. Aquí dentro hay uno muerto.

Escucho por primera vez en días hablar claramente a uno de los carceleros. El carro se detiene, uno de ellos se acerca y desbloquea la puerta. Trepa tomándose de una de las rejas. Nos patea y golpea con un látigo corto. No me importa: Ya ni siento el dolor. Toma el cadáver por los pies y le arrastra fuera de la jaula. Otro cierra la puerta.

-¡Adelante!

La caravana reanuda la marcha. Les veo arrastrar el cadáver a un lado del camino, burlonamente le dejan sentado con una roca como respaldo. Lo vuelvo a observar, ahora parece mirarme, y la mueca de ese hombre parece haberse transformado: Luce una especie sonrisa. 

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miércoles, 25 de febrero de 2015

SETI, EL EGIPCIO /// Capitulo 57



57    TRAS LA PISTA DE ARNUWANDA
Por Karlos Dearma.

El rastro transcurre en dirección a las montañas del sur. El guía nativo señala la inmensidad de rocas y picos nevados. Nuestro perseguido va en esa dirección y nosotros tras él. ¡Condenada sea nuestra suerte! Lo único que importa es recuperar al maldito caballo y regresar. ¡ARNUWANDA: Voy a atraparte y recuperare al equino, lo haré cueste lo que cueste! 

LUWIYA no es un tipo paciente, en realidad mi padre nunca lo fue. Arzawa solo ha sabido parir supersticiosos: campesinos, artesanos, guerreros… y también buenos poetas. LUWIYA debe gobernarles, cuidarles, conformarles, alimentarles, y soy su único heredero.

Pero ARNUWANDA: ¿Que hace el “segundo” del príncipe MUWATALLIS de Hatti por aquí? ¿Porque eligió huir al sur? ¿Intenta despistarnos? … ¿Desertó?: Es probable. 

Algunos piensan que MUWATALLIS está muerto, después de todo MURSHILLIS parece haberse hecho con el poder ¿ARNUWANDA un condenado a muerte? Eso explicaría porque intentaría salvar el cuello. Pero ¿Porque huiría de nosotros?

Demasiadas preguntas sin respuestas, mi primo RUS interrumpe mí divague:

-Eh DAROS, supongo que seguiremos el rastro al sur ¿No es así?
-¡Si, RUS! ¿Sabes lo que hará mi padre conmigo si no le devuelvo ese piojoso corcel?
-Tal vez solo te transforme en un eunuco: Estas en un lío. Espero que ese caballo este vivo. Hay muchas hondonadas, quebradas y precipicios por aquí: Podría haberse roto una pierna, o el cuello. 
-¡Agradezco tus palabras de aliento RUS! Te matare para evitarte la pena si es que eso sucede.

HELLAS aparece en escena, esta menos contento que yo con esta misión. Quizás eso lo motive a terminarla más rápido:

-Las huellas tienen algunas horas DAROS, quizás solo nos lleve medio día de ventaja. Le atraparemos.
-Gracias HELLAS. Necesitaba esas palabras de “aliento”. Pero si alcanza las rocas tal vez perdamos su rastro. Debemos apurarnos.
-Estoy de acuerdo contigo. Este tipo no es ningún tonto.
-No se llega a donde él llego si lo fuera. Su escape del campamento me sirve de ejemplo. 

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viernes, 20 de febrero de 2015

EL ULTIMO HOMBRE


El Último Hombre
Por Karlos Dearma.

Encendió el computador en el modo de ahorro de energía, luego fue hasta la escotilla y se asomó por la ventana. La vista le sobrecogió: La Tierra estaba ante sus ojos, girando cubierta de nubes,  como siempre, eterna. Sin embargo un dejo de tristeza le invadió; le pareció extrañamente lejana, como vacía, como imposible de alcanzar.

El ambiente en la nave era gélido: Había llevado los calefactores al mínimo para no gastar más energía de lo necesario. Cuando los programas estuvieron listos intento establecer una comunicación. Pensó para sí mismo: Alguien más debe haber escapado, los vi despegar.

Le ordenó a la computadora que busque en todas las frecuencias: Al primer intento solo recibió estática, entonces y para no dejarse llevar por la ansiedad, decidió esperar. En su evaluación visual había comprobado algunos desperfectos en la nave, la lluvia de meteoritos que cayó sobre el planeta  la había golpeado, ahora le tocaba el turno a las reparaciones.

Estudio sus posibilidades. Le pidió a la computadora un plan de contingencia, unos segundos después recibió una respuesta. Debería salir de la nave a inspeccionar la estructura: Era imposible una reparación profunda desde allí, el robot le ayudaría. Se dijo: Manos a la obra.

Se vistió con el traje y la escafandra, coloco las herramientas en una especie de maletín y luego lo ato a una larga cuerda. Los llevo a la cámara de descompresión y encendió el robot. El MR4000, un cyborg,  inicio y le pidió instrucciones, lo conecto a la computadora  de la nave y luego ambos se conectaron a sus mochilas autopropulsadas. 

Cuando estuvieron listos descomprimió la cámara y abrió la escotilla. Afuera el frío y la oscuridad del espacio sideral lo esperaban, sintió miedo. A pesar de ello estaba decidido, junto valor y le ordeno al MR salir primero. La máquina obedeció y luego lo ayudo a salir: Comenzaron con la rutina de inspección.

Los daños no parecían graves, la estructura de la nave estaba magullada pero bien. La antena necesitaba arreglarse, tal vez eso había impedido las comunicaciones. Decidió comenzar por allí. Media hora después estaban listos. Desde el interior la computadora le confirmo que las comunicaciones funcionaban. Regresaron a la escotilla y repitieron el procedimiento. Una vez adentro le dio el control a la computadora para reintentar comunicarse.

De nuevo el intento fue vano. Pensó lo peor: tal vez nadie más había sobrevivido. Estaría solo como el último humano del universo. Consciente de la gravedad del momento, medito unas palabras y ensayo mentalmente un breve discurso, encendió la grabadora y activo el transmisor:

“Mi nombre es Federico Vallejos y soy tripulante de la nave Kosmo 4.  La Tierra se ha transformado en  un planeta inhabitable y los pronósticos son malos; tal vez sea destruida por un gran asteroide en cuestión de días, u horas. No se hacia dónde iré, estoy solo. Me toca iniciar los protocolos de salvación de mi especie, activaré los laboratorios biológicos e iniciaré las clonaciones, soy consciente de la importancia de mi tarea pero acepto la difícil misión que me toca, soy el último hombre.”

Volvió a recibir estática. Se disponía a apagar la grabadora cuando, de manera inesperada, del otro lado escucho un coro de risas. Una voz gruñona y autoritaria estallo desde el altoparlante:

“¿El último hombre?¡Pero déjese de joder Vallejos! Habla el coronel Nielsen. Es mejor que ponga en marcha esa carcacha y venga a juntarse con nosotros en el lado oscuro de la Luna, hágalo antes que reviente la Tierra y algún cascotazo lo mande al carajo, acá lo esperamos. ¿Me copia?”

Un avergonzado Vallejos respondió afirmativamente. 

NOTA > Este relato participó del Concurso de Relatos "LA ULTIMA NOCHE DEL MUNDO" organizado por "EL CIRCULO DE ESCRITORES". Una de mis fuentes de inspiración fue la canción "El último hombre" del grupo punk argentino LOS VIOLADORES. 



SETI, EL EGIPCIO /// Capitulo 56


56  LA SORPRESA DE NAGA
Por Karlos Dearma.

Los Egipcios pelean bien pero los superan en número. Lenta pero ordenadamente retroceden. En eso estamos cuando llego con los refuerzos. Lo mejor sería ordenar una retirada: Debo ganar tiempo. Espero que TUTMOSIS envíe más tropas pronto. 

Busco a PEPI en el fragor de la batalla, es imposible verle. KHUFU debe de estar por allí, en algún lado. Tengo poco más de medio millar de hombres y debo decidir rápido.

Atacar, es la mejor defensa.  Doy ordenes, y los capitanes aplican el plan: Sera una arremetida por el flanco izquierdo enemigo. Los jinetes se ordenan en una formación abierta. A la señal salimos hacia el frente: Nuestros caballos están cansados y nos esforzamos al máximo. 

Cubiertos tras nuestros escudos llevamos las lanzas al frente. Alrededor se combate con fiereza. La caballería de los meroítas nos sale al encuentro: El choque será fuerte. Lo es. Algunos jinetes caen  de sus caballos. Hombres y bestias se confunden.

Dije: ¿Hombres? Soy sorprendido.

¡La caballería que nos ataca está formada enteramente por mujeres! ¿Será acaso la tropa de la reina NAGA? La sorpresa deja lugar a la furia. Nuestras oponentes pelean bien, la lucha es indecisa. Gritos, insultos, ruidos de metales. Mujeres y hombres caen alrededor.

 El tiempo transcurre, tal vez haya corrido media hora. Y escucho el ruido de los cuernos sonar. El ejército egipcio está detrás de nosotros. Al fin. Ahora los igualaremos en cantidad. Sin embargo algo imprevisible comienza a suceder: La reina NAGA se retira, su ejército comienza a dejar el campo de batalla. ¿Qué sucede? Nuestras tropas están exhaustas. No podremos perseguirles, tal vez NAGA se ha dado cuenta. Y se guarda para otra batalla. Ha conseguido levantar el sitio. 

Ordeno a las tropas detener cualquier persecución. Busco a PEPI.
Unos minutos después aparece sucio y cansado.

-Muy bien SETI hemos sobrevivido a otra batalla. ¿Cuántas van?
-Unas cuantas amigo. Aun intento entender a nuestra enemiga.

-Al fin logramos medirnos con la reina NAGA. Casi acaba con nosotros. Por suerte llegaste a tiempo. Supongo que no quiso arriesgar todo.
-Debemos agradecer a TUTMOSIS. ¿Qué habrá sucedido en la ciudad?
-Pronto lo averiguaremos. Quizás seas tú el que deba ir a averiguarlo SETI.

-Déjame arreglar esto. Ve tú. Te seguiré en unas horas.
-Muy bien General, allí te espero.

Tengo otro interés en quedarme aquí. Mi discípulo KHUFU debe estar allí, en algún lugar. Le conozco: No se ha perdido este combate. No aparece y esto me genera inquietud, indagare con el capitán de la reserva. Espero que este vivo. Temo por él: Es demasiado joven, para morir.

Mando a llamar a los capitanes. La soldada se ha juntado para el recuento de los heridos y las bajas: Demasiados. Sin embargo KHUFU no aparece. Se realiza un recuento de los muertos, más de doscientos. 

Debo verme en el penoso deber de reconocer a los caídos buscándole, no le encuentro. Le busco entre los heridos, tampoco está. ¿Qué ha sucedido con él? Ordeno un recuento de todos los efectivos, incluyendo a las bajas. ¿Cuántos de los nuestros están desaparecidos?

Transcurren unas horas, pero al fin, uno de los capitanes me acerca los números: 12 de los nuestros no están. ¿Desertores? ¿Raptados y prisioneros? No es posible saberlo. Pongo en duda que un valiente como KHUFU haya desertado. ¿El joven guerrero sin miedo un desertor? 

Es una idea que no puedo asimilar, muy difícil de creer para mí. Debo regresar a la ciudad pero no puedo. Siento que estoy abandonándole a su suerte. A él y a los otros.

Sin embargo TUTMOSIS me manda a llamar. Pido un caballo, organizo a los capitanes. Ordeno que me informen inmediatamente si mi amigo reaparece.

 Y regreso a Napata.

Al pasar por el campamento veo a la tropa más relajada, un aire de alegría sobrevuela el lugar. Imagino: Después de todo aún están vivos. Pero hay algo más que no puedo precisar. 

Busco a TUTMOSIS, pregunto por faraón, un escriba me señala la ciudad. Sigo mi camino y pronto descubro los motivos de alegría: “BEBTI ha tomado la ciudad” me grita un viejo soldado, eufórico.  También me trae alivio la noticia, muchos de los nuestros habrán salvado sus vidas.

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jueves, 19 de febrero de 2015

SETI, EL EGIPCIO /// Capitulo 55


55  LAS MURALLAS DE NAPATA
Por Karlos Dearma.

El ejército está formado, solo esperamos la señal para atacar. TUTMOSIS, como corresponde, dará la orden. Miro las caras de mis hombres: Veo coraje, veo ansiedad, veo miedo. 

Los entiendo: Muchos no verán el próximo día. También tengo miedo pero confío en los dioses, siempre me han acompañado. Golpearemos las murallas con nuestras maquinas. Los arqueros están listos para subir a las torres, algunos guerreros seleccionados especialmente también. Un ariete va a la vanguardia para golpear la puerta principal de la ciudad.

Ordene a KHUFU permanecer en la retaguardia, muy a su pesar ha aceptado. Demasiado joven para esto, le he tomado cariño, mejor mantenerlo fuera de esto. Ya tendrá su momento para la batalla.

En la muralla el ejército meroíta está formado.  Trataran de causarnos muchas muertes para desanimarnos, espero que esta vez podamos trepar los muros. Tenemos suficientes escaleras y torres como para llevar a muchos de los nuestros a la cima. TUTMOSIS hace un gesto: El ataque comienza. 

Las catapultas arrojan piedras y fuego dentro de la ciudad. Los arqueros disparan sobre la muralla. Las torres avanzan, los infantes también. Los meroítas esperan. Aun no nos disparan. Esperaran a tenernos a tiro, no desaprovecharan su parque. 

Subiré a una de las torres: espero poder llegar a lo alto de la muralla. Ahora los sitiados nos disparan: una nube de flechas descarga su lluvia sobre nosotros. Nos cubrimos con nuestros escudos, ¡Dioses protegedme! Alcanzo una de las torres, un grupo de mis hombres me sigue. Subimos las escaleras interiores: puedo escuchar  las saetas golpear contra sus paredes de madera. 

Intentaran ponerle fuego o voltearla, espero que no suceda.  Los infantes la empujan en dirección a la muralla. Alcanzo la parte superior, los arqueros de la torre disparan a la muralla. Puedo ver a los defensores, distingo la desesperación en sus caras. Las torres se les acercan en varios puntos. En el interior de la ciudad hay fuego, el humo se levanta en humaredas densas. Una de las torres cae de lado en llamas: Sus servidores se arrojan al vacío. Estamos a solo unos pasos de la muralla. 

Mis hombres están escondidos detrás de sus escudos, listos para saltar a la muralla.  Una fuerte vibración nos sobresalta: llegamos a la pared. Los arqueros se preparan para lanzar la rampa. Un sonido fuerte y seco anuncia que el puente ha sido lanzado. Me asomo apenas para ver el camino libre delante.

-¡Atacad!

Corremos por el puente tras los escudos, los guerreros corren detrás mío gritando. Salto una de las almenas y estoy en la ciudad: Un meroíta me recibe arrojándome su lanza, la rechazo con mi escudo. Golpeamos armas, logro herirle, cae. Esta muerto. 

Veo como un río de hombres salta de la torre dentro de la ciudad, otras torres han alcanzado la muralla. La batalla trascurre en los muros, todo marcha según lo previsto.

Sin embargo hay algo que me inquieta, como un mal presagio, en un raro momento de calma observo el horizonte con desconfianza: al Norte veo una gran nube de polvo que se alza sobre el desierto. ¿Una tormenta? Quizás. 

Logramos tomar uno de los torreones. Nuestros arqueros pueden dejar la torre para disparar desde la misma muralla, les cubrimos con nuestros escudos. Se establece un duelo: Arqueros contra arqueros disparan flecha tras flecha. Los egipcios nos estamos imponiendo.

Pero de nuevo ese raro presentimiento, vuelvo a escudriñar el desierto. ¿Una tormenta… o un ejército? Nuestra tropa sigue trepando las murallas. El príncipe BEBTI aparece por allí, me hace una seña: Tras nuestros escudos tenemos una breve charla.

-¡BEBTI mira! -Le señalo el fenómeno.
-¿Una tormenta?
-¿Y si acaso son los nubios? Regresare. Te dejo a cargo de esto.

BEBTI sorprendido asiente, es un buen líder, lo llevara bien. Regreso sobre mis pasos, vuelvo a la torre de asedio, bajo sus escaleras esquivando a los infantes que vienen subiendo en sentido opuesto.

La batalla sigue sin disminuir en brutalidad.
Vuelvo a tocar tierra, ahora comienzo a correr hacia el campamento con mi escudo colgado en la espalda, alejándome de la muralla. Encuentro a uno de los capitanes, le pido su caballo. Monto y a toda velocidad salgo disparado buscando a TUTMOSIS.

 Atravieso la línea de las catapultas, no muy lejos está el faraón.  Voy hacia él, lo encuentro hablando con un mensajero. Me mira, su rostro esta enrojecido de furia:

-¡SETI, nos atacan! La reserva los está enfrentando ahora mismo. Llévate todos los hombres que puedas conseguir. Detendré esto.
-Los Nuestros están en la ciudad. BEBTI los dirige.
-Debemos parar el ataque a la ciudad, aún no sabemos su fuerza. Llévate a mi guardia personal. Hay que actuar rápido.-Uno de sus capitanes me sigue, la escolta de faraón esta lista.
-Infórmame de la situación en cuanto puedas, preparare los refuerzos. ¡Que los Dioses te acompañen!

Sin bajar de mi caballo invento un ademán para que los jinetes me sigan. Salimos rápidamente hacia el norte.

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miércoles, 18 de febrero de 2015

SETI, EL EGIPCIO /// Capitulo 54


54  EL SEGUNDO DIA DE LA BATALLA
Por Karlos Dearma.

Es temprano, en el segundo día de la batalla. TUTMOSIS nos ha llamado a una nueva reunión. Voy en camino con KHUFU. Las luces del amanecer se insinúan en el horizonte, algunas formas del paisaje son más nítidas: Al este las colinas bajas y los arenales del desierto. Al oeste Bosquecillos de datileras, ganado pastando cansinamente, aves de largas piernas en las charcas de la orilla del río.

 El Nilo, a lo lejos y como siempre, fluye con delicadeza sobre la llanura.

El paso de nuestros caballos altera a una bandada de pájaros que levanta apurada el vuelo. La blanca ciudad parece inhabitada, cruel y fría. Allí están sus defensores esperándonos. Pero ahora no importa, el faraón nos espera. Me enterare de los detalles en la lucha por la ciudad de ayer, TUTMOSIS está conforme con nuestro desempeño en el río. El campamento del rey se extiende por una llanura al norte de Napata, sus luces nos atraen, el fresco de la mañana es agradable.

Llegamos e inmediatamente los centinelas nos franquean el paso. Busco la tienda de faraón, pregunto. Un soldado que aviva un fuego interrumpe su tarea para indicarme el camino. Hago trotar ligeramente a mi caballo, KHUFU silencioso y serio me sigue. Algunos trotes más adelante distingo la tienda del rey. Bajo de mi montura y me anuncio: No hace falta. El mismísimo TUTMOSIS sale a recibirme, le siguen BEBTI, PEPI y ZOSER.

-Saludos SETI.-Su semblante parece tranquilo.
-Mi Rey.
-¿Estas bien?
-He salido nuevamente entero.-Faraón sonríe con mi respuesta.
-Me han dicho que tuvisteis una dura jornada ayer en el río. ¿Cómo está mi ejército?
-Han peleado bien.  Están listos para volver a pelear.

-Háblame de los Meroítas.
-Fueron mal conducidos, les infligimos muchas muertes. Vigilamos el rio, tal vez lo intenten de nuevo pero no olvidaran fácil esta derrota.
-Intentaremos tomar la ciudad hoy.-Con un ademan nos pide que le sigamos nuevamente dentro de su tienda.

El lugar es un pequeño palacio en medio del desierto. Varios centinelas forman una guardia.  Algunos sirvientes avivan los fuegos, una especie de gran taburete con respaldo sirve de trono: Está adornado con incrustaciones de joyas finas y su respaldo tallado con inscripciones, algunas cortinas finas detrás completan la decoración.

 Una estatua de Anubis lo flanquea por un lado. Delicadas alfombras cubren el piso. Los sirvientes nos acercan unos bancos pequeños para que podamos sentarnos. Faraón habla:

-Volveremos a golpear la ciudad hoy, sabemos que son fuertes por eso traeré la división de reserva. Intentaremos quebrar sus defensas.-Pido la palabra:

-Mi señor, aconsejo cubrir nuestra retaguardia, los meroítas podrían darnos una sorpresa por allí.
-La ruta del norte está protegida: ¿Qué te hace pensar en un posible ataque por allí?
-No tengo certezas pero la pasividad de los meroítas es sospechosa.-Nuevamente ZOSER vuelve a ser impertinente:

-Me parece un buen plan atacar utilizando todas nuestras fuerzas, debemos acabar con esto lo antes posible, una campaña larga agotara a nuestro ejército. Los meroítas no son tan fuertes como pensábamos.
-Creo que aún no hemos visto toda su fuerza, ni siquiera sabemos si SEBIOMEKAR o la reina NAGA están en la ciudad, y ahora se sumó la presencia de los Guerreros Negros.-TUTMOSIS me interroga:

-¿Qué sabes de ellos?
-Poco. Pero casi logran poner en fuga a nuestro ejército, y solo con el miedo.  Su jefe, un tal URO, logro escapar.
-¡No podemos temer a una banda de chapuceros!-ZOSER está decidido a hacerme la guerra a mí también.
-Chapuceros o no, deberemos tenerles en cuenta.-TUTMOSIS pone fin al enfrentamiento y toma la palabra:

-Protegeremos nuestros flancos pero utilizaremos nuestras reservas hoy en la batalla. SETI, tú y tu división se sumaran al ataque de hoy. Presionareis sobre la ciudad desde el desierto. Trataremos de entrar en Napata de una vez: Preparaos.

Palabra de faraón, TUTMOSIS vuelve a tomar los riesgos. La suerte hasta ahora ha estado de nuestro lado, espero que sigamos en la senda.

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martes, 17 de febrero de 2015

SETI, EL EGIPCIO /// Capitulo 53


53  FINAL DE UN DIA
Por Karlos Dearma.

El combate en el río ha cesado. El Nilo es una mancha de sangre. Los cocodrilos tienen su festín macabro: Podemos oír los gritos de los heridos, no podemos rescatarles. No tenemos las barcas para hacerlo. 

Solo algunas embarcaciones lograron escapar. No volverán a intentarlo hoy. Las luces del atardecer predominan. En las puertas de la ciudad aún se combate. TUTMOSIS, PEPI y el príncipe BEBTI dirigen la batalla allí. No espero que puedan mantener la ofensiva cuando caiga la noche, se acerca una tregua obligada. 

Debo reorganizar y curar a mis heridos, sepultar a los muertos. KHUFU ayuda a los heridos, se ha portado con valentía. Pareciera no tener miedo alguno.

-KHUFU.
-General.
-¿Estas bien?
-Lo estoy.
-Muy bien. Ve al campamento, recorre nuestras líneas, pídeles los informes a mis capitanes. Pregunta si hay alguna novedad del norte.
-Enseguida.

Busca su caballo, lo monta y le veo partir. Un dejo de nostalgia me invade. He vuelto a salvar mi vida. Mis amigos que están lejos, mi pequeña patria Abydos,… NYLA. Tal vez sea yo el que quiere partir. Viajar por el mundo. 

Solo mi fidelidad a Egipto me mantiene aquí. Pero ahora debo volver a la realidad. Estoy metido en una guerra. Vuelvo con mis soldados, reparto órdenes. La custodia del río se impone, y la guardia del desierto.
Las horas transcurren y la noche se instala sobre nosotros.

KHUFU está de regreso: la ofensiva ha cesado tal como esperaba. Nuestro ejército no ha conseguido tomar la ciudad. El desierto permanece tranquilo, la retaguardia también. Ha habido muchas bajas de ambos lados. Los contendientes recuperan fuerzas. El Joven KHUFU parece cansado.

-Ve a descansar. Mañana será otro día difícil.
-¿Acaso no tendremos otra de nuestras lecciones?
-¿No quieres tomar un descanso?
-No estoy tan cansado.

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lunes, 16 de febrero de 2015

SETI, EL EGIPCIO /// Capitulo 52


52    ENMASCARADOS DESENMASCARADOS
Por Karlos Dearma.

BEBTI se acerca sonriente, ha tenido un combate y la suerte nos ha acompañado. Los Guerreros negros han sido casi aniquilados. Tenemos algunos prisioneros. URO escapo.

-Luces satisfecho príncipe.-BEBTI sonríe:
-¿Tu no? Hemos exterminado a esta basura.
-Su jefe, un tal URO, ha escapado.
-Ya le cazaremos. Lo importante es que logramos desenmascarar a estos farsantes gracias a ti y de nuevo al joven KHUFU: ¡Te maravillarías de su elocuencia frente a los soldados! Con solo mostrar ese pedazo de brazo y con su labia convenció a la tropa, los saco de su miedo.

-Solo seguí las indicaciones de SETI, mi príncipe.-KHUFU abusa de modestia. BEBTI sonríe:

-¿De dónde salieron estos Guerreros negros?
-Es una pregunta a la que aún no hallo respuesta. Tendremos que averiguarlo. SEBIOMEKAR sumo más aliados a los ya conocidos. ¿Cómo está la ofensiva?
-TUTMOSIS está atacando la ciudad. Se combate con fiereza. ZOSER presiona desde el Este con su división.
-Sera mejor que nos pongamos en marcha ya mismo. Regresemos a Napata, tal vez nos estén necesitando.

Ordenamos montar a la tropa. Sé que la amenaza de URO y los suyos ha sido neutralizada, al menos momentáneamente. Iniciamos la marcha. Apuramos el paso para llegar lo antes posible. Mis hombres son parte de la tropa de reserva. Hemos vencido al miedo pero aun no ganamos la batalla.

Tan solo una hora después llegamos al campamento. Las novedades son pocas: La batalla aun es indecisa. Las tropas de TUTMOSIS y del General PEPI siguen combatiendo. Preparo a mis tropas para entrar en combate. Infantería, arqueros y jinetes  se arman, nada puede quedar olvidado al azar. 

Espero las órdenes de TUTMOSIS para presionar sobre la ciudad si es necesario. La tarde da sus primeros pasos entre la confusión de los preparativos. BEBTI regresa con TUTMOSIS. Subo hacia una posición más alta para tener un panorama más amplio de la ciudad. 

A lo lejos observo una nube de polvo sobre la ciudad. Las tropas se mueven como hormigas sobre su cueva, es imposible discernir desde aquí el futuro de la batalla. ¿Qué se trae entre manos SEBIOMEKAR? La respuesta a esa pregunta me obsesiona. No le creo lo suficientemente tonto como para encerrarse en la ciudad. ¿Entonces qué?

Mejor enviar patrullas hacia la retaguardia. Esta pasividad de nuestro contrincante me resulta sospechosa. ¿De dónde más podría llegar un ataque? Tengo cubierto el desierto por el Oeste, solo el norte podría darnos sorpresas. Regreso al campamento, organizare la patrulla personalmente. 

Hago correr a mi caballo, ni bien llego envío a KHUFU por uno de mis jefes. En lo que parece unos instantes se hace presente. Doy claras instrucciones a mi capitán: Debe evitar cualquier combate, solo observar y reportarse. Se llevara una veintena de hombres. Los reúno: Me aseguro de que cada uno de ellos entienda las órdenes. Cuando lo estoy, los envío al norte. Les veo partir.

Tan solo unos minutos después KHUFU se acerca haciendo señas. No le entiendo, decido caminar hacia él. Se da vuelta y me señala el rio: Ahora los veo. Una decena, no, una veintena de barcas avanzan por el Nilo desde el Oeste, quizás más. No son egipcios. Estoy muy seguro de ello, nos atacan. 

Ordeno dar la alarma. Las tropas se aprontan, vamos a entrar en combate por segunda vez en el día. Los arqueros preparan sus saetas y les ordeno buscar posiciones. Trataremos de causarles los mayores daños antes de que bajen a tierra. Hablo con sus jefes: Pondremos fuego en sus barcos. Voy hacia la orilla y trato de tener más precisiones sobre el enemigo. 

Los arqueros están listos, los fuegos encendidos, falta poco para el choque. Observo acercarse a los barcos, los remos se mueven rítmicamente, todo parece irreal pero en instantes nos estaremos matando unos a otros. En sus cubiertas están formados los infantes cubiertos por escudos, también tienen arqueros. Ordeno esperar un instante más, mejor tenerlos a buen tiro. 

-¡Cargad!

Los arqueros encienden sus flechas y cargan sus arcos. Los barcos se acercan más. Ahora puedo ver sus caras.

-¡Disparad!

Una lluvia de saetas sale hacia el cielo. Y cae. En los barcos los guerreros alzan sus escudos y se cubren de la lluvia. Algunas flechan impactan en las velas y cubiertas. El fuego prende en algunas de ellas, veo a los tripulantes corriendo para apagar los incendios. Algunos guerreros caen. Desde los barcos responden a nuestro fuego, nos disparan, me cubro tras mi escudo y desde tierra volvemos a golpear. Los barcos ahora se dirigen hacia nosotros.

-¡Atención arqueros, prendedle fuego al primero de la fila!

Los arqueros obedecen y disparan. En unos instantes el barco se vuelve una trampa de fuego. Los guerreros saltan a tierra, algunos arden, y nosotros vamos por ellos armas en mano. El combate cuerpo a cuerpo comienza. Se pelea de manera encarnizada. Ruidos de metales, gritos, por dioses: En la confusión todo se mezcla. 

El panorama muestra en el río a varios barcos incendiándose, y hundiéndose. Y en la ribera la arena cubriéndose de sangre. Les superamos en número. 

Los empujamos hacia el Nilo: Muchos de ellos no han conseguido poner pie aun en tierra. Combatimos en el mismo río. Nuestros arqueros los siguen cazando de a decenas. Esto solo puede terminar de una manera. Los Meroítas comienzan a huir, algunos son arrastrados por la corriente junto con los cadáveres, otra masacre. 
 
En la orilla opuesta los cocodrilos se arrojan al agua. 

continuara ...

viernes, 13 de febrero de 2015

SETI, EL EGIPCIO /// Capitulo 51


51   URO
Por Karlos Dearma.

KHUFU ha regresado por los nuestros. Ahora busco tras una colina el campamento de los Guerreros negros, no puede estar muy lejos.

Camino por un pedregal tratando de no hacer ningún ruido. Trepare por unas rocas, un murmullo en esa dirección llama mi atención. La oscuridad aun me cubre. 

Logro alcanzar la parte más alta, me asomo del otro lado y allí están: Tal sean dos centenares de hombres, con algunas tiendas y fuegos. Tienen caballos y camellos, ya tengo un plan, intentare liberarlos. Tratare de dejarlos a pie, regresare sobre mis pasos y esperare a mis tropas. No perderé el tiempo.

Me arrastro colina abajo evitando a los centinelas, ocultándome en las sombras.
Mi plan no da resultado: Cuando llego a unos pasos de los animales descubro que soy observado por una decena de hombres. Saco mi espada.

-Es inútil resistir egipcio.-Uno de ellos se adelanta al resto, que me observan ceñudos. Las primeras luces del día comienzan a clarear el horizonte.-Mi nombre es URO. ¿Cómo osas presentarte aquí?

-No hace falta ser osado. ¿O creíste que me tragaría temblando esas leyendas acerca de ustedes? Además Sois demasiado predecibles. No fue difícil encontrarles.
-¿Quién eres?
-Alguien que viene a poner fin a tus días.-Estoy en un aprieto, sé que mi bocaza no me ayudara, así que tratare de llevarme conmigo a algunos de ellos. Mi espada me servirá de ayuda.

-Eres gracioso egipcio, no vivirás mucho más.-Uno de los hombres se le acerca y le habla por lo bajo. El mensaje produce un cambio de actitud, el semblante de URO cambia.

-¡Pero que sorpresa! El gran SETI de Abydos en persona. Debí imaginar algo así, solo tú podías arriesgarte a venir hasta aquí, creo que el resto de los egipcios están volviendo al norte temblando de miedo.
-Sí, debo decir que tu plan casi dio resultado. Enviar a uno de los tuyos haciéndose pasar por egipcio, sacrificándole. Muy astuto, me costó descubrirte. Solo un pedazo de escoria como tú lo haría. No respetáis ni a los tuyos. Casi caemos en la trampa.

-Solo hay un error en tu apreciación: Somos guerreros y no tememos, nos temen. Uno de los míos ofreció su vida para ser bendecido. Así pudimos ejecutar el plan. Además: ¿Piensas acaso que vivirás para contar el montaje?
-Tal vez no viva pero ahora mismo el ejército egipcio viene hacia aquí.
-No creerás que me atragantare con tu historia.
-Puedes no creerme: No me importa, tal vez pueda hacerte probar el filo de mi espada.
-Está bien, inténtalo egipcio.

URO saca su espada. Caminamos en círculos buscando el momento del primer golpe. Nos observamos. Doy el primer golpe, URO lo rechaza. Nuestras espadas chocan repetidas veces. Sus hombres solo observan. Es un buen guerrero, esto se pone difícil. Espero que KHUFU regrese, no tengo ganas de morir. Volvemos a chocar espadas. URO vacila.
El combate continúa, se alarga y las fuerzas de ambos disminuyen.

-Te matare egipcio.
-Sigue así, vas bien.
-¡Si me mata, matadle a él!
-Creí que erais inmortales, ahora lo veo claramente: sois solo unos cobardes.

Seguimos golpeándonos. La lucha se torna indecisa. Una estampida interrumpe el combate, es el ejército egipcio llegando justo a tiempo. Los caballos atraviesan el campamento enemigo. La masacre comienza. Los guerreros negros están siendo aniquilados. 

Pierdo de vista a URO: El maldito cobarde está escapando. Un grupo de sus hombres le sigue. Veo a KHUFU cabalgando hacia mí con un caballo. Iré tras URO. Monto pero no puedo evitar el combate que me rodea: Término participando de la masacre.

continuara ...