87 MALAS NOTICIAS PARA ANKH
Por Karlos Dearma.
El ejército
del asirio se ha desmembrado, los soldados a sueldo han recibido su paga y
tengo a SALMANASAR bien encerrado.
Los cuerpos mercenarios se han retirado y
hasta los soldados del rey de Asiria se han ido. Las cosas no podrían ir mejor.
Eso está lejos de conformar a ANKH que sigue enojado, ya se le pasará, o eso
espero:
-Dime AMUN:
¿No podríamos haber guardado algunos sacos de Oro para nosotros?
-No.
-¿Crees que
a TUTMOSIS le importaría perder unas bolsas de Oro? Después de todo tiene el
oro de Nubia. Y los mercenarios tampoco se hubieran dado cuenta. TUTMOSIS está
lejos, Tebas está lejos, el ejército de SALMANASAR o lo que quedo ya está
lejos, hasta nuestro amigo SETI está lejos.
-ANKH, No
tengo ganas de ahorrarme unas pepitas si es que de comprar la paz se trata. Las
he gastado más que bien, sé que con esto no te conformarás pero al cabo no me
importa.
-¡Oh Dioses!
Ya lo sé. Tengo la impresión de estar al mando de un tonto. Y, por culpa de
ello, seguiré siendo pobre el resto de mis días.
-¡Siempre lo
has sido! ¿Porque preocuparse ahora? No esta tan mal. La riqueza no es la única
fuente de felicidad, créeme. Aunque pensándolo bien: Tal vez hayas elegido el
bando equivocado.
-¡Es cierto!
¡Te burlas de mí! Debí irme cuando pude ¿Que hago aquí escuchándote? ¡Oh,
Dioses!
-Deja a los
Dioses en paz, ANKH.
88 MALAS NOTICIAS PARA MURSHILLIS
Por Karlos Dearma.
-¡¿Qué
LUWIYA se hizo con MUWATALLIS?! ¿Cómo
pudo suceder?
-Su hermano
se entregó, Excelencia.
-¿Cómo que
se entregó? ¡El maldito! Esto esta muy mal, cuando se enteren los heteos, tendré mas de un problema.
-¿Qué tan
malo podría ser?-ZIDANTA no entiende de las cuestiones elementales de la
política.
-No confío en mi pueblo: Ellos le amaban y le creían muerto. Eso es lo malo. Ahora sabrán que les mentí. ¡Me robo legitimidad, acaso
no te das cuenta!
-Esa no es
la única mala noticia.-SHUBILULIUMA, que permanecía en silencio, habla, desde el principio de la reunión note su estado de impaciencia por quebrar la
tranquilidad de mi reinado.
-¿De que se
trata? Habla de una vez.
-Tu abuelo,
HATTUSILLI. Nuestros espías dicen que esta vivito y coleando.
-¿HATTUSILLI,
te crees gracioso? Hace años que murió. ¿Cómo puede ser eso cierto? A falta de
un muerto vivo, ahora tengo dos.
-Es verdad
mi Rey, las fuentes son confiables: Esa rata inmunda esta viva y juro que volvería para matarme.
-Le han
visto en el campamento luvita.-LABARNA fastidiado y preocupado, esta menos
feliz que SHUBILULIUMA con la noticia.-También juro que me mataría.
-Tal vez los
años le hayan morigerado el odio hacia ustedes.-ZIDANTA no cree ni mínimamente en
lo que dice.
-Deja las
bromas para otro momento ZIDANTA, esto no me gusta nada. ¿Qué interés pueden
tener en juntarse esos dos? No creo que sea el amor de abuelo y nieto. Pero
decidme: ¿Qué le habéis hecho? ¿Por qué quiere liquidarlos? Contadme. Era muy
joven para conocer esa parte de la historia.
-Casi me mata
la última vez que le vi.-Ahora el que interviene es el viejo HATTILI habla poco
pero cuando lo hace es breve y preciso.-Se opuso a dividir el botín de las
guerras contra los escitas entre los príncipes, quería que fuera para los
soldados, tu padre (y nosotros también) estábamos cansados de él, sus
desprecios para con los nobles y su “devoción”
por el pueblo, que nos ofendía: En un rapto de cólera golpeo a tu padre delante
de todos, TELEPINU mando matarle con la aprobación de los otros jefes. No lo
logramos, mando a algunos cuantos a la tumba y escapo lanzándonos maldiciones.
Fue TELEPINU el “inventor” de su muerte.
-Con que esa
es la historia. ¿Por qué rayos no me lo dijeron antes? Me hubiera gustado ser
más original con la “muerte” de mi propio hermano.
-Las
mentiras son como las uvas maduras: Se caen solas de su árbol.
-Deja la
poesía para otro momento LABARNA. Ese viejo nunca me gusto y yo a él tampoco,
MUWATALLIS era su favorito, era pequeño pero recuerdo que “su muerte” fue
motivo de alivio. ¡Y ahora reaparece! ¿Qué tal si quiere recuperar su reino?
- No te
preocupes mi Rey, déjame y no le daré oportunidad, sabemos en donde
encontrarle, esta vez si que le mataremos.
-Espero que así sea. ¡Los mil dioses de Hatti me maldicen!
continuará ...
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