85 ENCUENTRO
Por Karlos Dearma.
Dar con la
partida de DAROS no fue difícil pues venia pisándole los talones a ARNUWANDA.
Negociar con él tampoco, recupero su
caballo (era lo que buscaba), se sacó un peso de encima y acepto llevarme con
su padre.
Me ha tratado con respeto a pesar de que hace un par de meses
invadimos sus tierras y casi nos despedazamos en la batalla. No parece un mal
tipo, somos casi iguales en edad y equivalentes en “responsabilidades”. Lo
acompañan los ahhiyawa: no puedo decir que me haya agradado reencontrarme con
ellos, después de todo nos humillaron en el combate.
Enemigos de respeto, si
los hay.
Casi hemos
llegado al campamento de los luvitas. Avanzamos lentamente por unas colinas
cerca del crepúsculo, en la planicie descansa el ejército de LUWIYA, y su
voluntad me espera. Todavía no me siento un prisionero pero seguramente lo
seré: aún no se si servirá de algo. Solo
y tal vez solo para fastidiar a mí hermano MURSHILLIS.
Estoy solo
en esto. ARNUWANDA ha partido nuevamente hacia Hatti y no me quedan amigos
cerca. El enterarme de que mi abuelo HATTUSILLI vive me ha provocado
sentimientos encontrados: ¿Sorpresa, alegría, estupor, curiosidad? No puedo
elegir todavía nada de esa lista. Después de todo nunca llegue a conocerle bien
(era un niño cuando “desapareció”) y lo suponía muerto.
El guerrero invencible,
valiente, arrojado, honorable, inteligente y tantas cosas más. Al menos eso se
preocuparon por contarme de pequeño, en una cosa me engañaron pues vive. HATTUSILLI pertenece a un mundo de leyendas
que vuelve del pasado para recobrar nuevamente vida. Si salgo de esta quizás le busque.
Pero no es
mi principal problema. Desde la puerta de su tienda LUWIYA nos observa. Su
semblante parece de satisfacción. Tiene lo que quiere. Y a mí también.
Desmontamos y DAROS avanza delante para saludar a su padre. Levanta su mano
para saludarme:
-Saludos
MUWATALLIS.
-Saludos
LUWIYA.
-Has crecido
desde la última vez que te vi muchacho. Siento lo sucedido con tu padre.
-También lo
siento pero fue el único responsable de todo esto. Puedes estar satisfecho por
la victoria de tu ejército, pelearon y muy bien.
-¿Qué es lo
que te propones viniendo hasta aquí MUWATALLIS? ¿Porque te has entregado?
¿Acaso tratas de meterme en una trampa? ¿Vienes a vengarte, asesinándome?
-¡LUWIYA,
Deja en paz al muchacho!
Todos nos
volvemos para ver al autor de la frase, diría para… “admirarle”. El jinete de
larga cabellera blanca nos observa con un aura de satisfacción y una sonrisa
radiante en la cara, en la profundidad de sus ojos azules brilla un dejo de
nobleza, es esbelto y musculoso, su aspecto es magnífico, parecido al de un rey
o mejor decir a un Dios montado a caballo: ¡SAROK y ARNUWANDA le acompañan!
Pero: ¿Qué hacen ellos aquí? ¿Quién es el montado con aspecto de guerrero? El
rey LUWIYA, tan sorprendido como yo, solo atina a decirle:
-¡HATTUSILLI,
viejo chiflado, te creía muerto, ¿Cuál es el nombre del demonio que te trajo
por aquí?!
86 LA MUERTE HEROICA DE GIDEON
Por Karlos Dearma.
-GIDEON,
¿Estás listo para pelear?
-¡Juro que
sí! Me llevaré a algunos de ellos ZIMRI-LIN.
-Debemos
tener cuidado: Averiguaré primero en que carro tienen a mi jefe. Luego nos
ocuparemos de los elamitas.
-Como
decías: La mayoría corrieron a la ciudad en busca de vino y putas.
-No era
difícil deducirlo. Por eso llegamos hasta aquí. Ahora vuelvo, espera.
Evito a los
centinelas, han montado un fuego y calientan sus manos en él, no esperan
sorpresas. Agazapado, me deslizo hacia los carros. Busco dentro de uno de ellos
a DUMUZI: No aparece. Sigo buscando. Pruebo dentro de otro: Esta oscuro.
Pregunto:
¿DUMUZI? Unos rostros cetrinos me observan sin comprender: Nadie
contesta. No está aquí tampoco. Voy hacia el tercer carro:
-¿DUMUZI?-desde
dentro alguien responde:
-¿Quién
eres?
-¿DUMUZI?
Soy ZIMRI-LIN. Hemos venido por ti.
-¡Los Dioses
te bendigan!
-Shhhhh deja
a los Dioses para después, te sacaré de allí dentro.
-Espero que
traigas una espada para mí: Alguno de esos elamitas las pagará.
-Deja a los
elamitas en paz ahora: Nos ocuparemos de ellos después.-Abro la jaula, los
otros prisioneros nos observan, uno de ellos me implora:
-Libéranos,
por favor.
-Dejaré la
puerta abierta, salid despacio.-
Ayudo a DUMUZI a salir, camina con dificultad,
tal vez deba cargarlo, uno de los reos cae del carro al piso y se golpea con
fuerza. Se acabaron las sorpresas:
-¡Eh,
Vosotros!
Uno de los
centinelas nos grita, el resto da la alarma, el primero corre hacia nosotros,
pero una flecha le derriba. Las escitas disparan, y dan en el blanco varias
veces.
Los elamitas tardan en salir de la sorpresa. GIDEON corre con sus armas
en alto, se coloca cortándoles el paso a los que vienen detrás de nosotros, les
retrasa, los elamitas le buscan.
-¡Vengan,
malditos, aquí me tienen!
Los
mercenarios aceptan la invitación, GIDEON reparte golpes certeros de espada,
corta brazos y destroza algunas cabezas con furia, varios de ellos mueren, pero
no dura mucho:
Los arqueros elamitas le disparan. Cae, herido varias veces, se
ha llevado a algunos como prometió, y ya no se mueve, está muerto; les ha
retrasado y nos ha dado tiempo.
Me alejo de la escena con DUMUZI a cuestas. LOT
aparece con unos caballos. Ayudo a DUMUZI a subir a uno de ellos. Monto. Las
amazonas continúan disparando y han acobardado a los elamitas que se ocultan
tras los carros.
Huimos
rápidamente y las escitas nos siguen.
Nuestro jefe es libre.
continuará ...
Sabes, no no lo sabes, ::))) soy una apasionada de Egipto, de siempre, cuando fui allí hace ya unos cuantos años.....fue como vivir una película....Transportarse a aquellos tiempos en aquellos lugares...
ResponderEliminarMe encanta tu blog, me gusta tu relato....
Me encanta leer esto Maríjose. Es una deuda que tengo, llegar hasta allí. Tal vez algún día... Bueno que te guste la historia. Seti esta un tanto ausente en estos capítulos pero pronto volverá je je ... Saludos amiga, sos bienvenida :)
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