89 LA INUNDACION
Por Karlos Dearma.
Llegamos a
Tebas con la inundación. No hay mucho para hacer, solo permanecer dentro del
recinto de la ciudad: En los próximos meses los campos permanecerán anegados. Y
La única forma de salir de la ciudad será en barco. Me despido de IB, le
prometo volver a verlo en dos días y marchamos a casa de AMENHOTEP.
KHUFU está
contento, la ciudad bulle de festividades; es tiempo de devoción y honores a
los dioses. Los sacerdotes preparan las celebraciones, dignatarios supervisan
los trabajos, grupos de soldados controlan que todo permanezca en paz.
Caminamos por las calles apiñadas de campesinos, artesanos y comerciantes
borrachos. La capital está de fiesta.
La paz ha
regresado a Egipto. Las noticias de Nubia parecen confirmarlo: Sé que no es
cierto, la guerra aun no dejara descansar a esta tierra. Pero estoy ya fuera de
todo ello.
Creo que voy a darle una sorpresa a AMENHOTEP y a su familia; debe
tener noticias de lo sucedido en Nubia, quizás me espera. Llegamos a su puerta.
Nos anunciamos con uno de sus criados: Cuando escucha mi nombre me franquea la
entrada sin hacer preguntas. Nos conduce a una estancia y desaparece buscando a
su amo, mi amigo.
Agitado
AMENHOTEP hace su aparición. Viene a mi encuentro abrazándome, le devuelvo el
saludo. Sus hijas y esposa corren a recibirme. Es bueno estar nuevamente entre
amigos.
Hago las presentaciones con KHUFU. AMENHOTEP nos lleva a otra estancia más
privada, nos ponemos cómodos, tenemos cosas de que hablar. La esposa de mi
amigo se va con las niñas haciendo un guiño cómplice.
-¿En qué
pensabas poniéndote en contra a faraón?
-TUTMOSIS enloqueció.
Tal vez haya sido el sol de Nubia, no lo sé. Desato una masacre incomprensible.
No fue difícil dejarle atrás.
-Siento
tener que decirte esto pero creo que lo mejor para ti es alejarte de Egipto,
poner distancia del faraón.
-Tienes
razón, aunque ahora tiene un problema mayor del cual ocuparse: La reina NAGA y
su ejército. Caerá sobre él.
-¿Con la inundación?
Sería una locura.
-Eso mismo
pensé pero NAGA es muy astuta, algo se tiene entre manos, lo sé. Aún quedan
muchos por morir.
-Lamento oír
eso.
-Yo también.
Llegará a Tebas si se lo propone, si vence a TUTMOSIS nada la detendrá. No será
sino al final de la estación de la inundación. Si eso sucede huye con tu
familia AMENHOTEP, ponles a salvo.
-¿No harás
nada para alertarle?
-No. Quería
ponerte sobre aviso a ti. Me iré muy pronto.
90 COMIDA EN ARZAWA
Por Karlos Dearma.
La mesa se
ha servido de manera abundante, la completan manjares de todas las regiones de
Arzawa: Carnes, verduras, frutas y mucho vino. Comemos y bebemos largamente.
Alrededor se sientan LUWIYA, su hijo DAROS y algunos de sus lugartenientes.
ARNUWANDA come, devora diría, como si fuera la última cena de un vagabundo,
SAROK no se queda muy atrás. Mi abuelo conversa animadamente con el rey de
Arzawa:
-¿Te ha
contado SAROK acerca del destino de tu hijo?
-Sí.
TELEPINU siempre tuvo un mal temperamento, fue la peor herencia que pude
haberle dejado. Su madre partió pronto, no pudo torcerlo. Y no fui un buen
padre: me distraje en guerras inútiles por el honor de Hatti y no me ocupe de
lo principal, mis hijos. Cuando les deje terminaron destrozándose entre ellos
por un trono vacío y una corona de Oro que nunca use, no estoy orgulloso de mi
obra.
HATTUSILLI
queda en silencio, como masticando sus palabras, tiene la mirada fija en un
punto distante. Su aspecto es sombrío: El pasado parece ser una pesada carga
para él, o por lo menos el pasado familiar.
Luego levanta una copa de vino y la
bebe lentamente. LUWIYA, que ha interpretado ese estado de ánimo, igual que yo,
intenta cambiar el tema:
-Dime
HATTUSILLI: ¿Que fue de tu amigo, el egipcio loco ese?
-Esperaba
reunirme con él pronto LUWIYA, el pasado otoño fue a por unos asuntos con sus
amigos en la tierra de los dos ríos.
Quedamos en encontrarnos por Apasa en los comienzos de la primavera:
Lleva más de un mes de retraso.
-Tal vez
esté a punto de llegar.
-Eso es
raro, como cualquier buen egipcio suele ser muy puntual.
-No es
tiempo de preocuparse por él aun HATTUSILLI. Ya aparecerá.
-Debes tener
razón rey. Tal vez se haya emborrachado en algún lugar entre aquí y las
ciudades sumerias. Hay muchas y sus cervezas son de las mejores.
-¡Ja! Tienes
razón. Y no te olvides de sus hermosas mujeres.
Pero mi
abuelo hace una pausa: No está muy convencido de sus dichos, lo suyo es turbación.
No le conozco suficiente pero puedo darme cuenta. LUWIYA parece satisfecho con
su “nuevo” invitado y el vino le ha dado renovadas ganas de conversar:
-Espero que
el egipcio no haya sido tan tonto como para atravesar por las tierras de
EA-TESHUB. Ese forajido devenido rey gobierna con mano dura Alepo y tiraniza a
sus moradores. Solo llegan noticias terribles desde allí: Sus guerreros
aterrorizan a los pobladores, los viajeros evitan esa comarca con temor.
Recuerdo que ustedes dos le humillaron más de una vez.
El rostro de
mi abuelo se transforma al oír esto. Su faz se enrojece, su ceño se frunce, sus
ojos parecen salir de sus orbitas, el gesto entero es de ira. Ese nombre,
EA-TESHUB, le ofende. Estalla como un volcán en erupción:
-¡Oh Dioses!
¿Podría ser tan tonto el egipcio como para “acortar” camino por allí?
-No lo sé.
¡Tú le conoces mejor que yo HATTUSILLI!
-¡Lo es! No
conoce el miedo, el egipcio ese es tan temerario como tonto. Puede estar en
problemas.
Veo a mi
abuelo reflexivo, como decidido a hacer algo al respecto. Con curiosidad
intervengo por primera vez en la conversación:
-He
escuchado hablar por un rato del egipcio y en ningún momento nadie menciono su
nombre ¿Cómo se llama?
Mi abuelo,
sumergido como esta en sus pensamientos, parece no oírme. Su rostro ceñudo es
de preocupación, por su amigo. Finalmente parece emerger nuevamente a la
realidad. Me mira y con voz sorda contesta:
-SESOSTRIS.
continuará ...
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