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viernes, 8 de abril de 2016

SETI, EL EGIPCIO /// CAPITULO 136



136  SETI, EN EL CAMINO DE ALEPO (SETI)
Por Karlos Dearma. 

El camino hacia Alepo nos llevará tres días. Conduciremos dos caravanas hasta los confines de Ebla. Una cargada de todo tipo de mercancías, la otra con armas. La primera será el sebo con el cual pensamos distraer a los soldados de EA-TESHUB. La segunda debería entrar de incógnito en las tierras sometidas a su dominio. 

IB está más que comprometido con la rebelión. He recibido de su parte todos los detalles posibles del viaje, ahora que sabe lo interesado que estoy en participar de la empresa.

JEZEBEL nos ayudara con una escolta y algunos de sus hombres. Estos días juntos han sido tan buenos como los mejores que recordaba de veinte años atrás. La extrañaré. Ahora vamos en camino de conocer a los mercenarios que marcharan con nosotros. Hititas. No confío en los hititas. He combatido contra ellos y sé que son valientes pero no puedo evitar pensar en que fueron mis enemigos.

Un tal LIUMA los lidera. Hasta hace poco combatió junto con los asirios como parte del ejército de  SALMANASAR. Cambio de bando justo en el momento oportuno.  Le hablo a JEZEBEL de ello.

-¿Qué tan confiables pueden ser estos heteos?

-Tanto como el Oro que recibirán.

-Eso no me conforma. No me gusta nada de esto. Hasta hace un suspiro combatieron para los amigos de SALMANASAR. Entraron en Egipto matando a inocentes de los míos.

-Y tengo conciencia de ello. Sé lo difícil que puede ser esto para ti. Eres un hombre que no tiene un precio, te conozco lo suficiente. Ahora son nuestros aliados y los exterminare yo misma si es que no cumplen con su palabra. Lo saben muy bien.

Recuerdo con dolor a mi amigo UTNAPISHTIM. Fue una de las víctimas de esta clase de hombres y voy camino de vengarlo con la ayuda de los de su clase. Quizás no sea la mejor opción que tengo. Tal vez no les guste que yo sea su nuevo jefe.

Nos detenemos en una especie de posta. La escolta le da de beber a nuestras monturas. JEZEBEL me señala un bosquecillo. Detrás, entre algunas caballerizas improvisadas se alzan algunas tiendas. Varios centenares de hombres están en preparativos. Basura de Hatti. Nos adelantamos con la reina y KHUFU, que nos hace de compañía.

De entre esa masa silenciosa que nos observa sale un hombre cubierto de cicatrices. Es LIUMA. Su aspecto es similar a todos los de su raza. Alto y de tez blanca, nariz aguileña, largos cabellos negros trenzados hacia atrás. Debe de tener unos cuarenta años y se nota que es un soldado curtido. Me observa con rostro serio, como si no le gustara lo que ve, lo que soy: Un egipcio.

Nos acercamos lentamente sin bajar de nuestros caballos.

-Mis respetos, Reina. Me alegra verte y eres bienvenida. ¿A qué se debe tu visita?

-Saludos, LIUMA. Tengo que presentarte a un amigo. Sera mi interlocutor desde ahora, y tu nuevo jefe.

continuará ... 



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