El Último Hombre
Por Karlos Dearma.
Encendió el
computador en el modo de ahorro de energía, luego fue hasta la escotilla y se
asomó por la ventana. La vista le sobrecogió: La Tierra estaba ante sus ojos,
girando cubierta de nubes, como siempre,
eterna. Sin embargo un dejo de tristeza le invadió; le pareció extrañamente
lejana, como vacía, como imposible de alcanzar.
El ambiente en
la nave era gélido: Había llevado los calefactores al mínimo para no gastar más
energía de lo necesario. Cuando los programas estuvieron listos intento establecer
una comunicación. Pensó para sí mismo: Alguien más debe haber escapado, los vi
despegar.
Le ordenó a
la computadora que busque en todas las frecuencias: Al primer intento solo
recibió estática, entonces y para no dejarse llevar por la ansiedad, decidió
esperar. En su evaluación visual había comprobado algunos desperfectos en la
nave, la lluvia de meteoritos que cayó sobre el planeta la había golpeado, ahora le tocaba el turno a
las reparaciones.
Estudio sus
posibilidades. Le pidió a la computadora un plan de contingencia, unos segundos
después recibió una respuesta. Debería salir de la nave a inspeccionar la
estructura: Era imposible una reparación profunda desde allí, el robot le
ayudaría. Se dijo: Manos a la obra.
Se vistió
con el traje y la escafandra, coloco las herramientas en una especie de maletín
y luego lo ato a una larga cuerda. Los llevo a la cámara de descompresión y encendió
el robot. El MR4000, un cyborg, inicio y
le pidió instrucciones, lo conecto a la computadora de la nave y luego ambos se conectaron a sus
mochilas autopropulsadas.
Cuando estuvieron listos descomprimió la cámara y
abrió la escotilla. Afuera el frío y la oscuridad del espacio sideral lo
esperaban, sintió miedo. A pesar de ello estaba decidido, junto valor y le
ordeno al MR salir primero. La máquina obedeció y luego lo ayudo a salir:
Comenzaron con la rutina de inspección.
Los daños no
parecían graves, la estructura de la nave estaba magullada pero bien. La antena
necesitaba arreglarse, tal vez eso había impedido las comunicaciones. Decidió
comenzar por allí. Media hora después estaban listos. Desde el interior la
computadora le confirmo que las comunicaciones funcionaban. Regresaron a la
escotilla y repitieron el procedimiento. Una vez adentro le dio el control a la
computadora para reintentar comunicarse.
De nuevo el
intento fue vano. Pensó lo peor: tal vez nadie más había sobrevivido. Estaría
solo como el último humano del universo. Consciente de la gravedad del momento,
medito unas palabras y ensayo mentalmente un breve discurso, encendió la
grabadora y activo el transmisor:
“Mi nombre es Federico Vallejos y soy tripulante
de la nave Kosmo 4. La Tierra se ha
transformado en un planeta inhabitable y
los pronósticos son malos; tal vez sea destruida por un gran asteroide en cuestión
de días, u horas. No se hacia dónde iré, estoy solo. Me toca iniciar los
protocolos de salvación de mi especie, activaré los laboratorios biológicos e
iniciaré las clonaciones, soy consciente de la importancia de mi tarea pero acepto
la difícil misión que me toca, soy el último hombre.”
Volvió a
recibir estática. Se disponía a apagar la grabadora cuando, de manera
inesperada, del otro lado escucho un coro de risas. Una voz gruñona y autoritaria
estallo desde el altoparlante:
“¿El último hombre?¡Pero déjese de joder Vallejos! Habla el coronel
Nielsen. Es mejor que ponga en marcha esa carcacha y venga a juntarse con
nosotros en el lado oscuro de la Luna, hágalo antes que reviente la Tierra y algún cascotazo
lo mande al carajo, acá lo esperamos. ¿Me copia?”
Un
avergonzado Vallejos respondió afirmativamente.
NOTA > Este relato participó del Concurso de Relatos "LA ULTIMA NOCHE DEL MUNDO" organizado por "EL CIRCULO DE ESCRITORES". Una de mis fuentes de inspiración fue la canción "El último hombre" del grupo punk argentino LOS VIOLADORES.
Muy imaginativo, gracioso.
ResponderEliminarFinal desconcertante.
Me ha encantado.
Un gran abrazo.
Gracias Lucia, me alegro. Abrazo.
EliminarMuy bueno el relato,he terminado con una sonrisa.
ResponderEliminarGracias Mercedes, Abrazo.
EliminarMe alegra ver que muchos nos lo tomamos con humor.
ResponderEliminarMuy bien llevado, Carlos, me ha encantado
Si, a pesar del final de la Tierra. Bueno que te haya gustado. Saludos.
EliminarHola Karlos.
ResponderEliminarA pesar del final, muy creativo y ocurrente, dejás impresa una clara muestra de lo que es la imaginación del hombre ante situaciones límite. El creyó realmente que estaba solo.
Me gustó mucho.
Abrazo
Me alegra Ricardo, El protagonista armo su propia película. Gracias, abrazo.
EliminarUn misterioso relato que nos mantiene en tensión esperando una respuesta que solo llega al final, y cuando el hombre lo daba todo por perdido. Muy gracioso el final, e interesante la historia. Un saludo, Karlos.
ResponderEliminarMuy contento de que haya gustado, Ricardo. Abrazo.
EliminarMejor avergonzado que solo jeje
ResponderEliminarCoincido contigo Patricia, gracias por visitar el blog. Abrazo.
Eliminarjajajaja.... Ese final lo vale. Menudo puntazo. Ha sido un placer leerte, un saludo!!
ResponderEliminarJa Ok Sonia, gracias. Abrazo.
Eliminar¡Ay! Apocalipsis, una gran pizca de desesperación y un poco de diversión para aplacar los nervios del último día... ¡¡Sonrisas sacadas al imaginar la escena!! Mezclando la tensión y la sorpresa del creerse el último, mientras sus compañeros le gastan una broma... ¡¡Genial!!
ResponderEliminar¡¡Besis!! ;)
Cierto Campanilla, pues era el ultimo día del mundo. ¡Hay que juntar ganas para hacer una broma en una situación semejante! Gracias, beso.
EliminarBuen relato, Carlos! Me ha gustado el toque de humor del final, cuando ya estaba convencida de un final triste y más bien angustioso. Por cierto, es bueno saber que existen protocolos de preservación de la especie ;)
ResponderEliminarUn saludo y feliz tarde de domingo!!
Si no existen y salen solo de mi imaginación pues deberían existir!!! Ja. Un saludo y buena semana.
EliminarSaludos Carlos, buen relato con un excelente toque de humor añadido. Éxitos!
ResponderEliminarGracias Mery! no estoy seguro de que sabia que lo iba a terminar así, capaz que mi inconsciente tuvo algo que ver Ja. Abrazo.
EliminarMe ha encantado, sobre todo el final. Al principio un poco claustrofóbico, y el final me ha hecho reír. Muy bueno. Suerte. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Maria, si coincido, me salio un relato un tanto opresivo. Muy bueno el que te haya gustado, me alegra. Abrazo.
EliminarXD, Vallejos! Pobre hombre! Con todo el miedo que pasó. Espero que llegara sano y salvo a la cara oculta :) Es buenísimo. Un abrazo Carlos
ResponderEliminarSeguro que si, Ana. Un tanto avergonzado pero acompañado. Gracias, Abrazo.
EliminarMuy buen cuento, Carlos. Inesperado y gracioso final. Me gustó la tensión generada.
ResponderEliminarMe quedo escuchando el tema.
Un abrazo!
Una gran banda en mi opinión. Espero te haya gustado también, gracias por pasar. Saludos.
EliminarMe ha gustado mucho y ese final ha sido estupendo. Pobrecillo, se veía tan solo... Besitos
ResponderEliminarGracias Mercedes, al final no era el último Ja. Saludos.
EliminarEstá genial, Carlos. Lo comparto con gusto. Saludos :)
ResponderEliminarGracias amigo!!! Saludos.
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