Seguidores del BLoG

lunes, 31 de agosto de 2015

SETI, EL EGIPCIO /// Capítulos 110 y 111




110   REYERTA EN EL MAR DE FENICIA
Por Karlos Dearma.

Estamos listos para pelear, no tenemos otra alternativa. Por espacio de una hora hemos estado intentando tomar distancia de las naves de los ahhiyawa, sin ningún resultado: Han conseguido casi ponerse a tiro de arco. Estamos más cerca de la costa pero aún lejos de Tiro. Es de noche y consigo ver las figuras de los tripulantes de los otros dos navíos moviéndose en sus cubiertas, es solo cuestión de tiempo el que nos disparen sus dardos e intenten abordarnos. Otra vez estamos a merced de los dioses y sus caprichos, solo deseo que otra vez estén de nuestro lado.

Las naves piratas acortan más la distancia, la claridad del nuevo día se intuye en el horizonte de la costa, ahora puedo escuchar los gritos de los ahhiyawa, no distingo que es lo que dicen. Parece un cántico.

-Escucha, SETI, parece que cantan alguna canción guerrera.

-No lo sé, KHUFU, tal vez estés en lo cierto.

-Cada vez llega con más claridad. Me gusta más eso que las cantinelas de los marineros, SETI, suena mejor. ¿Qué dirán?

Le pregunto al fenicio: -¿Sabes que dicen, IB?

-Sí, claro y simple: ¡Matar o morir, matar o morir!, ¡Matar o morir, matar o morir!

-Déjalo IB, ya no me parece tan simpático. Voy a dispararles con mi arco.

KHUFU camina resueltamente hacia la popa arco en mano. Lo veo tomar una de sus flechas del carcaj y le da fuego, de manera muy meticulosa carga el arco y se inclina hacia atrás tensando la cuerda, alzando levemente la vista al cielo y apuntando al navío que se encuentra más cerca. En unos segundos de tensión, en que hasta el viento y el tiempo parecen detenerse, se resuelve la jugada: Suelta la cuerda y la flecha parte en dirección a los ahhiyawa. Todos en el barco observamos con atención como la saeta se eleva en el aire, describiendo una especie de curva ascendente, precipitándose luego hacia el navío pirata. Uno de los marineros parados en la proa recibe el impacto, perdiendo el equilibrio y golpeándose contra la baranda, cayendo luego de manera espectacular al mar. En el navío ahhiyawa de pronto los cánticos cesan: Un coro de hurras se alza desde las gargantas de los fenicios, vitoreando a KHUFU que, impasible, observa la escena.

Pero los piratas no nos dan respiro: casi inmediatamente empiezan a dispararnos sus dardos encendidos que iluminan el cielo como una lluvia de antorchas que ahora caen sobre nosotros, los nuestros también caen. KHUFU junto con los otros arqueros fenicios les responden, el día comienza a clarear más y eso facilita la tarea de los flecheros. Los navíos ahhiyawa se acercan y el primero de ellos viene para abordarnos; los guerreros enemigos nos gritan y esto promete ser terrible. Un grito se alza desde la garganta de IB:

-¡Mirad, las naves de Tiro! ¡Loados sean los dioses!

Miro hacia el norte y allí les veo, cinco velas se acercan a toda velocidad; son naves de guerra fenicias, los marineros cananeos lanzan nuevas hurras y las naves de los ahhiyawa comienzan a dar la vuelta, alejándose. Estamos a salvo.


111  LA PRESA DEL REY DE HATTI
Por Karlos Dearma.

ARNUWANDA se apea alegremente de su caballo. Corre a abrazarnos, agitado. También me alegra verle aunque me sorprende su efusividad: Hace menos de una semana de la última vez que le vimos.

-Amigo, no esperábamos verte tan pronto. ¿Qué te trae por aquí?

-Mejor sería decir: ¿Quienes me traen por aquí? He salvado la vida de milagro.

-¿Que sucedió?

-Soldados del rey de Hatti. Casi caigo prisionero pero logre escapar, venían con la intención de matarme, y a ambos. Mate a algunos de ellos y deje minusválidos a otros, me escabullí por los tejados y robe un caballo: Vendrán por ustedes en cuanto se repongan.

-¡MURSHILLIS!

-Supongo que sí. Tu hermano no piensa dejarte vivir en paz, deberás ocultarte MUWATALLIS. Ahora soy un prófugo igual que ustedes. Espero me reciban como tal, vendrán siguiéndonos.

-Sabes que eres un amigo para nosotros, estamos juntos en esto desde ahora.-Mi abuelo rompe el silencio, su rostro ceñudo refleja ira y preocupación.-Dime: ¿Sabes quién les mandaba?

-LABARNA de Nera, le reconocí.

-¡La rata inmunda esa! Debí matarlo cuando pude, y a los otros.

-No creo que nos falte la oportunidad, ahora comprendo que no podre dejar atrás esto, deberé regresar algún día para terminar con este asunto. Pero me doy cuenta que deberemos esperar. Primero, lo primero: Alepo. Ayudaremos a tu amigo, SESOSTRIS y luego veremos.

-Eres sabio, me alegra que mi nieto lo sea. Además no creo que se atrevan a cruzar KIZZUWADNA. Es un reino que no se encuentra en buenos términos con Hatti.

-Dime, MUWATALLIS ¿Porqué miras así a mi caballo?


-Simple, dime tu ARNUWANDA ¿No habrás sido tu capaz de robarte algún otro caballo sagrado?

continuará ... 

1 comentario: