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sábado, 19 de septiembre de 2015

LA MANSION CROW MIRROR - CAPITULO VII - SOLO CON LOS BLUES EN NEW ORLEANS


Por Karlos Dearma / Este capitulo se corresponde con una iniciativa de "El Circulo de Escritores" llamada "Desafío 3: Escribamos una novela juntos". Se trata de una historia detectivesca y fantástica. Tuve la audacia de hacer un "crossover" con una de mis propias historias: La protagonizada por el detective Richard Callahan (Un policía "duro", al estilo clásico, de mi creación, que aparece aquí de manera breve). Espero les guste y recomiendo la escucha simultanea de las canciones. Saludos  




Robert Johnson


Lightning Hopkins




La mansión Crow Mirror – capitulo VII – Solo con los blues en New Orleans
Por Karlos Dearma.

Cuando Peter Mongabay despertó estaba solo.

Se preguntó si la extraña mujer de los cabellos negros había sido parte de un agradable sueño. Al principio no hallo respuesta a su pregunta; la resaca le impedía pensar con normalidad. Nadie más que él estaba en la habitación. 

Volvió a encender un cigarrillo y miro la hora: La 1 y 5 minutos en la madrugada. Esa mujer no podía ser un espejismo y su propuesta de dejar de lado el “asunto” tampoco. Maldijo su falta de memoria. Lleno sus pulmones de humo en una larga pitada y fue hasta la ventana. 

Se le ocurrió abrirla: Desnudo como estaba, el viento frío de la noche le clavo sus espinas en la piel. Aspiro un poco del aire fresco y cerró nuevamente; no era cuestión de pescarse una gripe.

Unos minutos después y con la mente más limpia llego a una conclusión: Por la presencia de dos vasos con restos de whisky sobre la mesa ratona del cuarto y el desorden en que estaba la cama, intuyo que la mujer había sido algo real. Después de todo era detective. Solo que no recordaba ciertos detalles y tampoco el nombre. ¿Acaso se lo había dicho? Muy probablemente no. Busco relajarse un poco.

Encendió la radio y dejo el volumen bajo: No tenía la intención de molestar a nadie a esas horas. Busco la emisora de Blues y se hecho en un pequeño sillón. Una voz cavernosa le hablo desde el éter: -Esta es la WBRKO de Jackson, Mississippi, y es el momento de los clásicos del Blues. Desde ahora y con ustedes la música del legendario Robert Johnson, y su tema: Me and the devil-.

El locutor se hizo silencio y la guitarra comenzó a lanzar sus lamentos por los parlantes. 

Desde los primeros acordes un flujo de electricidad pareció recorrerlo; imagino al bluesmen vestido como un guerrero, golpeado por el rayo de Zeus. La voz temblorosa de Johnson sonaba realmente triste. Peter tuvo la certeza de que se trataba de un ser condenado. 

Nunca había escuchado esa canción, pero una parte de la letra le hizo sentirse identificado con el cantante: “Me and the devil are walking side by side, me and the devil… Uuh! are walking side by side”. 

En algunos momentos de su vida creyó que el Diablo caminaba a su lado. A veces incluso le atribuyo al maligno, y no a la santa providencia, sus rachas de buena suerte. Después de todo había sobrevivido a una guerra; asesinando gente: Eran otros desesperados como él, empujados a un sin sentido, en nombre de Dios y la patria, luchando por sobrevivir. Condenándose.

Sirvió un vaso de whisky y bebió. Quiso poder volver a dormir pero se conocía. Tuvo una idea. Tomo el teléfono y una adormilada operadora le contesto:

-¿Si?

-Operadora. Por favor, necesito que me comunique con el siguiente número en Dodge City.

Un minuto después el teléfono llamaba. Del otro lado de la línea un hombre insomne, en una habitación pequeña y con la compañía de una bella durmiente rubia, aporreaba las teclas de un piano. 

Escucho el ring, pero no atendió. Aspiro más humo de su cigarrillo. Y siguió tocando. Solo cuando la mujer despertó y  le pregunto si no iba a atender el llamado se detuvo. La miro y con seguridad le respondió:

-Se quién es.

-Ah, ¿Si? ¿Y quién puede ser a estas horas?

-Un amigo, Mongabay. Estuvimos juntos en el ejército.

El teléfono no paraba de sonar, la rubia contemplo el aparato, y el detective, Richard “Ringo” Callahan, se levantó de mala gana y tomo el tubo.


-Peter, ¡¿Qué demonios?! ¡Son más de la una de la madrugada! Esto no es New Orleans, es Kansas.

-¡Déjate de estupideces, Callahan! No estabas durmiendo, lo sé. Intuyo que estabas al piano, y me imagino que una mujer te hace compañía durmiendo en tu cama.

-La acabas de despertar.

-¡Es tu culpa, Ringo! Por no atenderme antes.

-¿Qué quieres?

-Cierta información, Richard. Se trata de una firma de abogados. La maneja un tal Cromwell.

-¿James Cromwell?

-Exacto. ¿Le conoces?

-No es trigo limpio, créeme Peter. Estas a punto de hundirte en la mierda si te metes con ese tipo. Si existe el abogado del diablo debe ser él. ¿En qué andas metido?

-Me contrataron para encontrar a un hombre. Un tal Samuel Williams. Desapareció hace unos meses atrás. Su esposa lo busca.

-Sigue mi consejo: Déjalo.  Posiblemente esté muerto. Y tal vez termines en un zanjón con una bala en la cabeza, al igual que él, si es que anduvo en tratos con Cromwell.  Mañana subo a un avión rumbo a Londres, para ese entonces ya no estaré cerca como para cuidarte. Hazme caso.

-No te preocupes por mí, ya no soy un niño. Me cuidaré solo.

Se despidieron. Luego de colgar Ringo siguió con la melodía. Miro a su rubia y sonrío. Del otro lado, Peter quedo pensativo. Desde la radio sonó otra canción: Lightning Hopkins pedía que le traigan un arma. 





4 comentarios:

  1. Gran desenlace del relato compartido por para el concurso a Dúo del círculo de escritores.
    No puedo decir más que me ha encantado. Brutal, excelente de la primera letra a la última. El ambiente sigue siendo negro, estás leyendo y te ves sumergido en una gran película de los tiempos en que el cine era cine, y los detectives no se alimentaban de rosquillas, sino de bourbon y cigarrillos.
    La inclusión del personaje de tu saga detectivesca Richard “Ringo” Callahan, es sin duda mucho más que un acierto, es un lujo para esta novela.
    La elección de los temas musicales soberbia…
    Un fuerte abrazo.

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  2. Muchas gracias amigo. Me alegra sobremanera el que te haya gustado tanto. Te mando un gran abrazo.

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  3. Apasionante capítulo, Carlos. Gran y acertada inclusión de Ringo. Excelente atmósfera negra y fluida narración.
    Abrazo, amigo de letras.

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