7 ANKH
Por Karlos Dearma.
Detengo la
marcha de la columna para tomar un breve descanso; los jinetes están cansados y
espero novedades de los exploradores. Estamos muy cerca del ejército en
retirada: Pura intuición. En esta región ya no hay aldeas, solo rocas y
alacranes, puro desierto color ocre de polvo y calor. Nos alejamos mucho del
Nilo y eso puede preocupar a algunos de mis hombres.
Pero tenemos
una misión.
Una montaña
se me acerca. Es ANKH jefe de los mercenarios Nubios. Un negrazo enorme como
todos los de su raza. Intrépido y valeroso como pocos de los nuestros.
Respetado por los propios y por los míos, incluyéndome.
-¿Cuánto
piensas detener la marcha SETI? Faltan algunas horas para que anochezca.
Podemos continuar.
-Los
soldados lo necesitan, un poco de descanso y recuperaran fuerzas y ganas para
seguir.
-Ustedes los
egipcios son todo un caso: un poco de sol y calor, y ya estáis listos para
honrar la siesta. ¿Cuándo aprenderéis de nosotros los Nubios?
-La siesta
es algo sagrado.
ANKH estalla
en una carcajada estruendosa, su cuerpo se contorsiona y tiembla como en un
gran espasmo.
-Sí, ¡Ja!,
ya lo creo. Y ustedes sois los más creyentes de todos los hombres. Me pregunto:
¿Cómo no los aburren tantos dioses?
-En la
variedad está la riqueza y la diversión, ese es el secreto. Además si uno se
nos pone en contra con sus caprichos siempre podemos invocar la gracia de algún
otro. Piensa en los pobres hebreos que tienen uno solo.
-Solo puedo
compadecerme de ustedes los egipcios. ¿Hace cuánto que se fueron los
exploradores?
-Unas horas,
les pedí que volvieran al anochecer.
-¿Qué se
traerá en manos el bastardo ese de SALMANASAR?
-Vuelve a
Oriente, a Canaán o directamente a Mesopotamia si es listo. No estoy seguro que
quiera probar nuestras espadas. Ya tuvo suficiente.
-De eso no
estoy tan seguro SETI. El cerdo cabeza hueca ese intentará algo. Hizo un
esfuerzo grande para tomar Egipto como para quedarse ahora con las manos vacías.
-Para eso
necesitara mucho Oro o la promesa de muchas riquezas. Deberá encontrar los
hombres que lo sigan. Y luego de nuestra victoria le va a costar. ¿Cuántos
estarán dispuestos a sacrificar su cabeza por él?
-Bueno,
AMOSIS se ganó unos cuantos enemigos fuera de sus tierras. Hay algunos pueblos
allí fuera que realmente odian a Egipto por culpa de él. Deberías preguntar por
el mundo para ver lo que te digo.
-Lo sé ANKH.
Por lo pronto intentare disuadir a SALMANASAR de volver sobre sus pasos.
Debemos volver a la marcha ahora.
continuara ...
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