SETI, EL EGIPCIO /// Capitulo 30

30  BATALLA EN ARZAWA

Por Karlos Dearma.

Los ejércitos están formados para la batalla. La llanura resplandece bajo la luz del Sol. La infantería cubierta de escudos y erizada de lanzas ocupa el centro de la escena. A ambos lados la caballería. TELEPINU observa la escena impasible, como siempre. Para él la guerra es una especie juego. Un juego de violencia y muerte. Y al gran rey de Hatti no le gusta perder. 

Los números son parecidos. Enfrente los luvitas nos observan, pelearan. Les gusta su libertad, ¿A quién no? Nosotros los heteos venimos a su tierra,... a tomarla, ¿Con que derecho? Mi padre cree que tiene derechos sobre ella, mi hermano también lo cree, y sus generales están de acuerdo. No importa lo que yo piense: Listo. La matanza está servida.

Estoy al mando del ala derecha, son mi caballería. Conozco a todos estos hombres por su nombre. Todos tienen familia, también tienen derecho,... a vivir. ¿Qué hago hoy aquí? Estoy aquí por ellos. Es lo único que tengo por seguro. No por mi padre. Ni por su gloria, ni por Hatti. No el día de hoy.

Suena un cuerno. Todo está listo, otro cuerno suena, más lo imitan. Es la señal. Nuestro ejército toma la iniciativa. Avanzamos,... lentamente. El ejército enemigo permanece inmóvil. Observo a los hombres, algunos hablan solos, puedo adivinar sus plegarias. Puedo ver el miedo en los rostros de algunos de ellos. Espero los dioses les escuchen. 

Seguimos avanzando. Estamos a algunos trotes de la infantería luvita. Y de pronto sucede. Una nube de flechas se eleva al cielo desde las filas enemigas. Los soldados ocultan rápidamente sus rostros tras la muralla de escudos. Las flechas inician la caída descendente. Siento el golpeteo sobre los escudos como cuando cae el granizo. Algunos caen heridos o muertos quizás. Nuestros arqueros responden,  tras la respuesta en forma de saeta, la infantería de Hatti corre a la batalla. Escucho los gritos,... fanáticamente avanzan hacia la gloria o quizás la muerte,... y luego siento el golpe de los metales.

La verdadera batalla ya comenzó. La caballería avanza, y los luvitas envían a sus jinetes. Embestimos y alrededor nuestro todo es violencia. Logro derribar a un jinete enemigo con mi espada. Cae de su caballo ya muerto, creo. Puedo ver a ARNUWANDA y mis otros jinetes combatiendo fieramente. Pero no tengo tiempo de observar más. 

Otro luvita me ataca. Lo aparto con mi escudo. Chocamos espadas y los metales suenan. Me grita pero no llego a entender lo que me dice. No parece tener miedo. El duelo se prolonga. Nuestros caballos chocan y ambos caemos. Me levanto rápidamente. Toma una lanza y me la arroja. La esquivo. Grita y corre hacia mí con su espada en mano. Me preparo a resistir la acometida tras mi escudo. Antes una flecha le atraviesa el cuello. Da unos pasos más. Observo su expresión sorprendida, manchada de sangre, en una mueca extraña. Como preguntando algo o implorando, confundido. No esperaba terminar así. Es un valiente, lo era. Estoy seguro de ello. Cae, muerto. Un desperdicio.

Alrededor la lucha continúa. Todo es confusión,... ¿Estamos ganando? ¿Alguien está ganando? Imposible saberlo aun. Encuentro a ARNUWANDA. Me grita algo pero no lo escucho. Me señala una de las colinas con su espada,... observo. Una carga de caballería enemiga viene sobre nuestro flanco. Estamos rodeados, reconozco sus trajes: son helenos. Posiblemente mercenarios. Se acercan muy rápidamente. No habíamos advertido su presencia. Caímos en una trampa. Son guerreros de respeto, he combatido contra ellos antes. 

Logro tomar un caballo sin jinete. Les grito órdenes a mis hombres. Me inclino bajo mi montura para tomar una lanza. Luego lanzo mi caballo al galope rápido hacia los helenos. Mis jinetes me siguen, debemos impedir que nos cerquen, es entonces cuando una nube de flechas cae sobre nosotros. Mi caballo cae muerto y yo caigo con él. Estoy herido, intento levantarme y uno de los jinetes me embiste. Caigo, el dolor me ciega,... y pierdo la conciencia.

continuara ...