35 ARNUWANDA
Por Karlos Dearma.
Cuando acabe
todo esto me tomare un descanso, lo afirmo como que mi nombre es ARNUWANDA.
Tendré una finca con animales y campos sembrados. Quizás busque una esposa. Si,
lo haré. Después de todo lo merezco. Hablare con MUWATALLIS: Entenderá. Es un
buen hombre. Antes cumpliré con él.
Debo encontrar al resto del ejército.
¿Hasta dónde habrán llegado?... Supongo que voy en la dirección indicada.
Evitare los caminos principales, estoy en territorio enemigo y no quiero caer
prisionero de los luvitas.
La belleza
de Arzawa me envuelve. Los verdes de la primavera comienzan a invadirlo todo.
Bandadas de pájaros cruzan el cielo. Algunos animales me evitan, los comprendo.
Si no encuentro al ejército pronto deberé cazar.
Escucho un murmullo, quizás
sea un arroyuelo. No. El sonido se agiganta. Cascos de caballos...
¡Jinetes! Ser prudente se impone: Debo
ocultarme rápidamente. Elijo un pequeño bosquecillo.
La patrulla
pasa cerca: Son luvitas, una decena. Van en la dirección contraria. Se alejan
rápidamente sin verme, estoy a salvo. Esto no me gusta. Sera mejor que
continúe.
Hago correr a mi caballo un poco para alejarme de los luvitas. Cuando
me siento seguro aminoro la marcha. Allá a lo lejos diviso un arroyo, juntare
agua y daré de beber a mi caballo. Falta poco para que la oscuridad de la noche
me alcance.
Una alameda
acompaña el curso de agua. Es un buen lugar para descansar y ocultarme. No
puedo encender fuego, y la noche será fría.
Me apeo de mi caballo y desciendo.
Sumerjo mi cabeza en el agua. Soy todo sudor y tierra: Un baño no estaría mal.
No hay nadie por aquí. Dejare mi espada y entrare. Busco enemigos en todas
direcciones, todo está tranquilo. Me arrojo a las aguas. Disfruto.
Por un lapso
de tiempo todo parece detenerse: EL agua fresca, los cantos de las aves, el
viento en mi cara. Pero de pronto el paisaje cambia. Una veintena de luvitas me
observa detenidamente con sus lanzas y arcos apuntándome: ¡Maldición! ¿Cómo pudo suceder? Fui demasiado imprudente
y ahora estoy rodeado. Uno de ellos se acerca y tranquilamente toma mi espada.
Me habla:
-Es inútil
resistirte hitita. Puedes elegir entre la muerte y ser nuestro prisionero. Tú
decides.
-Ustedes
ganan.
-Es una
decisión inteligente. Amarradle y llevadle con los otros prisioneros.
Por supuesto
no me resisto. Sí que la he jodido: He sido un tonto y ahora soy prisionero de
los hombres de LUWIYA. Por lo menos sé que no estaré solo. Le he fallado a
MUWATALLIS, y espero salir entero de esta. Los jinetes se ponen en marcha y me
arrastran tras ellos.
Debo ser
afortunado pues el trayecto es corto, llegamos pronto a su campamento. ¡Que
puntería la mía: Iba directamente a las fauces del enemigo!
Todo el
ejército de Arzawa está aquí, cruzo el campamento y me llevan con el resto de
los prisioneros. El líder de la partida me dice:
-Mi nombre
es DAROS. Es tarde: Mañana hablare contigo. Espero que nuestra conversación sea
fructífera...-No me gusta la forma en que lo dice. Hace un gesto como esperando
una respuesta: Quiere mi nombre, se lo digo.
-ARNUWANDA
de Hatti, me agrada conocerte.-Le arranco una leve sonrisa, por supuesto
comprende la ironía. Se aleja. Me juntan con un grupo de prisioneros. Reconozco
a algunos de mis hombres. Todos fingen no conocerme, yo también,... mejor así.
Las horas
transcurren y cae la noche. El frío hiela la sangre. Los luvitas nos tienen
bien vigilados, debo hablar con alguien, elijo a uno de los más cercanos. Trato
de que nadie escuche.
-Eh tú.
-¿Yo?
-¡Si, tú!
-¿Qué
quieres?
-Información.
¿Qué sabes de nuestro ejército?
-Se corre el
rumor de que el grueso logro escapar. ¿Hace cuantos días que estás perdido
ARNUWANDA?
-Shhhhh
¿Sabes mi nombre? Mejor cierras la boca... Bastantes, intentaba regresar a
nuestro territorio y me atraparon. ¿Hace cuánto que estas aquí?
-Desde el
mismo día de la batalla. La división fue casi aniquilada. ¿Qué sucedió con el
príncipe MUWATALLIS? ¿Lo viste caer?
-No,… No lo
sé.-Le miento, debo mentirle.-La última vez que lo vi estaba
combatiendo.-
Parece meditar mis palabras y entonces habla nuevamente:
-Entonces,...
no sabes la nueva.
-¿Que nueva?
-Nuestro rey
TELEPINU ha muerto. Y no solo eso: MURSHILLIS es el nuevo rey. Los luvitas se
ocuparon de darnos la “Buena noticia”. Estaban más que contentos por haber
matado a nuestro rey.
La noticia
me deja pasmado. Ambas. Esto está más que mal. Mi amigo el príncipe MUWATALLIS
ha sido despojado de su trono. Y no solo eso. Está en un gran peligro. Acabo
quizás también de salvar mi vida cayendo prisionero. Y la de MUWATALLIS. Debo
ver como escapar. De ser posible esta misma noche, pero ¿Cómo?
Piensa
ARNUWANDA, piensa.
continuara ...
Bueno,Arnuwanda se metió en tremendo lío. Pero como dicen, no hay mal que por bien no venga, enterarse de la nueva situación puede ayudar verdadero príncipe. A la espera del próximo relato.
ResponderEliminarSaludos Carlos.
Gracias por comentar Alejandra!!! Si las cosas se han complicado, saludos.
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