25 CAMINO
DE ARZAWA
Por Karlos Dearma.
Las columnas
de nuestro ejército avanzan lentamente por la blanca estepa. El invierno aún no
se ha ido. Los caballos hunden sus cascos en la nieve. Los infantes son hombres
duros y curtidos pero no puedo evitar notar un dejo de molestia en sus rostros
sucios.
Los carros lo hacen con mayor dificultad, la marcha se detiene por
momentos para desatascarlos. Cabalgo envuelto en pieles pero no es suficiente.
El frio cala profundo en los huesos. No
es la época del año para estar en campaña pero a mi padre eso no le importa.
Observa pasar a la tropa impasible.
A mi lado cabalga ARNUWANDA el primero de
mis capitanes. Experimentado, inteligente, previsor. Ha estado en campaña con
mi padre varias veces. Un buen guerrero.
-SHUBILULIUMA
debe de estar por aparecer.
-Sí. Eso
quiero suponer. Aunque le gusta tanto lo nieve como a mí. Le costara dejar
Kanesh: esperara la primavera si es cuerdo, y si está cabalgando hacia aquí
debe venir sentado encima de su brasero.
ARNUWANDA sonríe con mi comentario.
-¿Cuántas
campañas has hecho en invierno ARNUWANDA?
-Solo una,
esta. Tu padre parece estar impaciente por tomar Arzawa.
-Sí, y ha
logrado fastidiarme. No deberíamos contradecir el mes de Teshub de las
tempestades. Pero allá él: el invierno no tiene ningún apuro, se ira cuando
llegue el momento. Y no cuando mi padre lo diga.
-Dime
MUWATALLIS. ¿Es cierto que te hará Virrey de Arzawa?
- LUWIYA de
Arzawa nos espera con un ejército de 9.000 hombres. Si sobrevivo tal vez. No me
gusta Hattusas. Así que, si esa es su decisión, quizás acepte.
-Tal vez
LUWIYA acepte el ultimátum de tu padre y no combata.
-ARNUWANDA
mi amigo, me cuesta creerlo. Le conocí antes y no es uno de esos hombres de los
que se rinde. LUWIYA combatirá y quizás tal vez después negocie: No pienso
perderme esta batalla. Algunos de nosotros tal vez encontremos la muerte antes
que se rinda.
-Esta no
será tu última campaña MUWATALLIS. Esta escrito que serás rey algún día.
-Quizás
tengas razón. Pero no puedo evitar imaginar nuestros esqueletos adornando los
campos. Ninguna guerra tiene sentido. Y menos esta.
-No hablas
como un guerrero y se te respeta como tal. ¿Acaso ahora reniegas de las
guerras?
-He conocido
solo una antes y me basta para saber que no hay ninguna gloria en ellas. Nada
existe que valga un campo lleno de cadáveres.
Un jinete se
acerca a la columna velozmente. Me pregunta por el rey. Le digo quien soy y me
enseña un mensaje de SHUBILULIUMA. Es su deber entregárselo a mi padre y no le
pondré en problemas: Es un soldado y debe cumplir las órdenes. Le acompaño.
continuara ...
Hola Carlos, hay aventura en tu relato,¿Muwatallis será rey?
ResponderEliminarAbrazos!!!