41 THERA
Por Karlos Dearma.
Beersheva es
una ciudad mugrienta y aterrada. No he visto nada peor entre Babilonia y Hatti.
Y me falta conocer el Egipto. Este lugar junta todo lo malo.
Otro nido de
chapuceros: Artesanos y Vendedores te persiguen por las calles con su “mejor y
más barata” mercadería. Pequeñas bandas de ladronzuelos intentan aprovecharse
de cualquier distracción; debo echarlos a patadas y sablazos: Nadie se mete con
una escita armada y me cuido de enseñarles muy bien la lección.
Y sobre todo
la apestosa presencia de los soldados de SALMANASAR: Seguramente lo ha
empeorado todo, como todo lo que toca ese rufián. Dejo a sus tropas pastando en la ciudad y la han
tomado como suya. La gente honrada vive aterrorizada. Triste panorama.
Solo
estoy aquí porque mi padre decidió aliarse a ese tahúr. Debería convencerse de
una buena vez de su error. Pero por ahora me interesa solo una cosa: Encontrar
a DUMUZI.
No entiendo
que pudo haberle sucedido, temo lo peor: Que este muerto.
Camino hacia
el mercado de SALEM en compañía de LOT un mercenario de DUMUZI. Parece
preocupado por su jefe, igual que yo aunque seguramente por diferentes motivos.
Eso nos hace aliados. No me importa que haya elegido el lado equivocado de la
guerra, conozco a DUMUZI y no se parece a su jefe actual, tendrá tiempo de
arrepentirse. LOT interroga a un lugareño, nos señala el camino al bazar.
Estamos cerca.
-Dime LOT.
¿Hace mucho que sirves con DUMUZI?
-Un tiempo.
-¿Sabes si
tiene algún enemigo?
-¿Enemigos?
Muchos. No es un tipo muy simpático, especialmente con aquellos que intentan
abusar de los débiles.
-Hay demasiados de esos por aquí.
-Sí.
Especialmente en este ejército. No ha permitido que nadie a su mando participe
del pillaje, ni que abusen de las poblaciones.
-¿Crees que
encontremos algo por aquí?
-No lo sé.
Tal vez no. Quiero intentarlo.
Llegamos a
la entrada del bazar. Unos niños detienen sus juegos y me observan
hipnotizados. Dejare mi modestia de lado. Quizás no sea malo aprovechar mis
encantos para obtener algo de información.
-Ey chicos
¿Cómo estáis? estoy buscando a un amigo, quizás le hayan visto por aquí.-Me
recibe un silencio asustadizo. Los he sorprendido, no esperaban que les hable.
Finalmente uno de ellos me responde:
-¿Cómo te
llamas?
-THERA.
-¿Y porque
llevas armas?
-Soy
guerrera.-Mi respuesta los aturde y sorprende. Una niña me interroga:
-Las mujeres
de aquí no llevan armas.
-Pero si las
llevan entre mi tribu. Soy Escita.-Algunos se quedan boquiabiertos con mi
respuesta. Intento aprovechar el momento.
-Necesito
saber que sucedió con mi amigo, tal vez puedan ayudarme.-Les hago la
descripción más fiel que puedo de DUMUZI. Sus caras cambian, algunos se
marchan, todos están asustados.
-¿Qué sucede
críos? No voy a hacerles nada malo. Solo quiero saber si estuvo por
aquí.-Finalmente la misma niña responde.
-No queremos
meternos en problemas
-¿Por qué
habrías de meteros en un lio?-El silencio vuelve a rodearme.-Guardare el
secreto por vosotros, no le diré a nadie que hablamos.-Por un instante la duda
los envuelve, finalmente la conspiración de silencio cede:
-Hace unas
semanas atrás, alguien parecido tuvo una pelea aquí. Enfrento a un grupo de
soldados, muchos más que él, se defendió bien pero lo atraparon… y se lo
llevaron.
-¿Estaba
vivo?
-Sí, creo
que si.-LOT interviene:
-¿Sabéis de
que nacionalidad eran los soldados?
-Elamitas.
-¿Notaron
algo más? ¿Había alguien que los mandaba?
-El que los
mandaba tenía una gran cicatriz en la cara. Pero él no estuvo en la pelea.-LOT
vuelve a hablar:
-Gracias
niños. Su historia estará segura con nosotros. Este es un obsequio para ustedes
pero no peléis por el: Compartidle.-Les regala unas monedas. LOT me mira y nos
alejamos un poco del grupo de niños para hablar:
-Si los
mercenarios eran elamitas y el que los mandaba tenía una cicatriz en la cara,
no puede ser otro que ZIGGUR.
-¿Debemos
temer por la vida de DUMUZI?
-Sí. Debemos
movernos rápido.
-Volvamos
entonces con mis hermanas, seguramente a ZIMRI-LIN le interesara esto.
continuara ...
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