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sábado, 27 de diciembre de 2014

DEUS LE VOLT, DIOS LO QUIERE


Deus le volt, Dios lo quiere
Por Karlos Dearma.

“¡Matar a un infiel no es pecado, lo dice el Papa!“ El monje vociferaba como un loco, los ojos parecían salirse de sus órbitas y un hilo de baba caía de la comisura de su labio; el espectáculo que daba era patético: vestía como un harapiento, era flaco y lucia enfermo  pero eso no parecía disminuir el ardor con que gritaba su sermón: “¡A Tierra Santa, Dios lo quiere!”

Darek le observo, la visión le provoco algo parecido al asco: Despreciaba a los fanáticos y sus mentiras. Era nochebuena,hacia frío, trato de calentarse acercándose a una hoguera. Pensó: “Nada cambia en navidad”; en especial para los siervos como él.

Darek había llegado a Constantinopla acompañando a los templarios. Le habían enseñado que matar era un pecado y la culpa le asediaba: Tuvo que matar varias veces por su señor. 

Quizás en Tierra Santa lograse encontrar un perdón: ¿En dónde sino podría llegar a encontrarse más cerca de Dios? 

6 comentarios:

  1. "matar al infiel no es pecado" cuantas veces hemos oído eso y en cuantos idiomas,cuantos Dioses llevan eso sobre sus espaldas!
    Pobre Derek, como no encuentre el perdón en si mismo...lo lleva claro.
    Saludos

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    1. Si, es la intolerancia de los fanáticos (es algo que sigue siendo, lamentablemente, muy actual) y la desgracia de alguien que nace debiendo obediencia a otro. Finalmente la culpa. Gracias por tu comentario, saludos.

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  2. Muy duro ese dilema. Es un pecador por servir a su amo. Irónico. Esa última pregunta también es dura porque si cree, será la muerte.Tal cual es la religión. Me encantó. Un abrazo

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  3. La tragedia de haber nacido para obedecer (es un siervo) y la culpa (puede destruir a una persona, la esperanza salvarle). De todas maneras hay algo claro: No hay perdón posible para el crimen. Tienes razón, es la muerte. Gracias por comentar, abrazo.

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  4. Una narración que remonta a otras épocas pero no por eso deja de ser una problemática actual, quizás no del modo tan crudo como se lo ve en este cuento, pero sigue estando presente.
    Muy bueno, Carlos.

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    1. Tienes razón. Ese es el condimento literario supongo (la crudeza). Gracias por comentar, abrazo.

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