La vergonzosa muerte del Doctor Nicolaes Pieters
Por Karlos Dearma.
Los últimos
minutos de vida del Doctor Nicolaes Pieters no fueron muy diferentes a otros
en cualquier otro día de su vida a la misma hora. Guardando los instrumentos de
trabajo en sus correspondientes anaqueles, limpiando y ordenando la habitación
que le servía de quirófano, revisando la agenda de trabajo del siguiente día.
En aquella época (corría el año 1667) Pieters era uno de los más prestigiosos
anatomistas y cirujanos de la ciudad de
Amsterdam, en donde había nacido 56 años antes de los hechos que me toca
relatar. También se destacó en su papel como escritor de divulgación
científica: Su libro “In Scientia Anatomica” se había transformado en una obra
prestigiosa y de consulta obligada, y recibía periódicamente cartas de
lectores en toda Europa que le consideraban (con justeza) el mejor entre los
suyos. Podríamos agregar algunos
detalles más pero no son necesarios, pues solo servirían para prolongar el
desarrollo de esta historia: La de su vergonzosa muerte.
Aquella
nefasta jornada había olvidado cerrar las puertas de su consultorio. Por eso se
vio sorprendido con aquel desconocido que irrumpió en su despacho acompañado
por las últimas luces de la tarde. Alterado por la súbita aparición, algo
nervioso, pues el individuo no tenía un aspecto amigable, solo atinó a
preguntar:
-¿Qué desea?
-Tenemos que
hablar doctor, espero no ponga reparos.
-¿Quién es
usted?
-Mi nombre
no importa pero sí importa el nombre de mi hermano, se llamaba Tadeuz.
-El nombre
no me parece familiar: ¿Acaso le conozco?
-Parece que
no pero debería. Usted lo uso en uno de sus infames experimentos. Esas
disecciones de cuerpos que ofenden a Dios y a la dignidad humana. Profanó su
cuerpo y jugó con él como un carnicero lo hace con un animal.
Estupefacto,
aturdido, paralizado, Pieters sintió miedo pero aún así fue capaz de intentar
una defensa:
-Usted debe
estar confundido, superviso cada una de esas disecciones, solo utilizamos
cuerpos de vagabundos sin familia.
-Miente.
Compró el cadáver de mi hermano a unos ladrones de tumbas. Me costó algo
encontrarles pero cuando lo logré les torturé por horas hasta que confesaron su
crimen, y lo señalaron a usted. He
venido a matarle señor Pieters.
-Se
equivoca, no tiene que hacerlo, sólo intento servirle a la ciencia, soy un
hombre honorable.
-No lo es en
absoluto. Poco me importan su “honor”, sus títulos y su interés por la ciencia.
Aquí le devuelvo las monedas que le dio a esos dos miserables.
El
desconocido arrojó con violencia las monedas sobre la mesa, sobresaltando al
doctor. Luego y muy rápidamente dio un salto sobre el indefenso Nicolaes
Pieters apretándole fuertemente el cuello con ambas manos, hasta que dejó de
respirar.
La ciencia siempre paga un alto precio, Carlos!
ResponderEliminarEs cierto. Muchas veces en contradicción con ciertas cuestiones éticas según las épocas. Era eso lo que me interesaba en lo que respecta a esta historia. Abrazo.
EliminarEs cierto. Muchas veces en contradicción con ciertas cuestiones éticas según las épocas. Era eso lo que me interesaba en lo que respecta a esta historia. Abrazo.
ResponderEliminarMagnifico micro Carlos.
ResponderEliminarHas tocado un tema sumamente controversial; el hombre al servicio de la ciencia o la ciencia al servicio del hombre?
Es muy bueno.
Abrazo Carlos.
Magnifico micro Carlos.
ResponderEliminarHas tocado un tema sumamente controversial; el hombre al servicio de la ciencia o la ciencia al servicio del hombre?
Es muy bueno.
Abrazo Carlos.
Gracias amigo por comentar. Tenia ganas de tomar ese tema como tu dices. Saludos.
EliminarEn la época en que se desarrolla el microcuento, la falta de ética era el mandar a profanar las tumbas, hoy quizá ya no se profanan...no lo puedo asegurar, seguro hoy las prácticas de la ciencia son otras, pero aveces uno tiene la sensación que el ser humano sigue siendo un conejillo de indias sujeto a normas de la ciencia poco humanas y por ende poco éticas. Muy intersante. Un saludo Silvia.
ResponderEliminarGracias Silvia. Y teniendo en cuenta lo que dices coincido: El ambiente de ciencia/salud esta mercantilizado a tal punto que, a veces da para desconfiar. Un besin, saludos.
EliminarMe gustó el micro, mas porque un tema que da para entretejer mucho lo has compactado en una historia que dice mucho.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias Alejandra, un besin :)
EliminarCiertamente un tema polémico pero muy bien adaptado al espacio narrativo. Tema de debate.
ResponderEliminarUn saludo
Si, un tema de debate, no tengo dudas en que la ciencia necesita avanzar. El tema es ¿A que precio? Gracias por comentar amiga, Saludos cordiales.
EliminarLa ciencia ha avanzado, y avanza, gracias a hombres como Nicolaes. A veces de forma un poco oscura. Me ha gustado mucho el micro. Parecia un cuadro de Rembrandt. Abrazos
ResponderEliminarGracias Ragnar. Y coincido, la ciencia necesito y necesita avanzados como Nicolaes. Aunque a veces se equivoca. Me alegra que te guste. Un abrazo.
EliminarGenial micro, donde la ciencia no es valorada, siempre se impone las creencias. Y es eu esto mismo sucede en el mundo actual. La ciencia siempre se queda a la espera de un bien superior.
ResponderEliminarUn abrazo.
O escuchamos frecuentemente aquello de que "fue un milagro" cuando en realidad, detrás de una persona salvada, suele haber una o un profesional que se preparo científicamente para que ello fuera posible. Gracias amiga, me alegra que te guste, Beso.
EliminarTanto en el nombre de la ciencia como en nombre de dios, se han cometido múltiples barbaries. Experimentar con cadáveres, a mi parecer, es un buen y necesario método para evolucionar en la ciencia. A ese hombre no se lo pareció y aún menos si el cuerpo con el que se experimentaba, era el de su difunto hermano. Un micro genial, Carlos. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarAbrazo, compañero.
Coincido con vos, esa era la idea. La ciencia que necesita avanzar pero con imperativos éticos. Pieters se dejo llevar por su fervor científico y eludió las normas morales. Me alegra que lo hayas disfrutado, un gran abrazo amigo.
EliminarUn micro estupendo, Carlos. En muy pocas palabras narras una historia interesante que plantea una dusyuntiva: está todo permitido por el avance de la ciencia? el fin justifica los medios? es lícito que el bien común se sustente en el ultraje de uno solo? Buenísimo!!
ResponderEliminarUn beso de vacaciones.